Actualidad
¡Casi un año en el hospital!
Una presunta negligencia médica dejó a una mujer postrada en una cama. Luego de una intervención bariátrica, donde hubo complicaciones, su estado de salud empeoró.

La mujer permanece en una cama. No puede levantarse ni alimentarse con normalidad.
Ha pasado en cama casi un año entero. Esperanza (nombre protegido) es guayaquileña, pero desde agosto pasado vive en la capital.
Su mudanza no fue por decisión propia. Un tema de salud –hoy– la tiene postrada en una cama, en una casa familiar, en el norte de Quito.
Allí intenta sobreponerse a una presunta negligencia médica, ocurrida en un hospital del norte de la ciudad. A esa casa de salud llegó por un problema en el colon.
Sin embargo, tras varios exámenes, un doctor –al que la mujer le tenía confianza– le sugirió una cirugía bariátrica, que la ayudaría a controlar su peso y evitar afecciones en el hígado y el páncreas.
El galeno le recomendó a un colega para que le realice la operación y, el 6 de agosto del año pasado, Esperanza entró al quirófano.
Horas más tarde en recuperación le informaron que la intervención no había podido ser laparoscópica, debido a complicaciones, pero que –por lo demás– todo habría salido bien. Según el criterio del médico, la mujer estaría recuperada y, ya en pie, luego de siete o diez días.
Los tres primeros días la paciente solo recibía líquidos intravenosos, luego el cirujano habría ordenado un protocolo de alimentación.
“Me sorprendió bastante. Lo primero que me dio fue una bebida gaseosa, dijo que de sorbo en sorbo me acabe la botella. Luego un puré de manzana... al segundo bocado empece a tener un dolor terrible, a dar gritos”, narró.
Su apéndice se había reventado, así que –una vez más– fue llevada a cirugía. “Pase nueve días en terapia intensiva... hasta con escaras (lesiones en la piel) salí de ahí”, añadió.
Transcurrieron semanas y no mejoraba. Durante los casi once meses que estuvo asilada en aquel hospital, en el que además, mantiene una deuda de más de medio millón de dólares, fue sometida a todo tipo de tratamientos “experimentales” para curarla, señaló. Hasta se le taparon las fístulas (drenes) que le habían dejado. “Estuve en el quirófano al menos quince veces”, relató.
Ahora, una herida de 25 centímetros, desde el diafragma hasta debajo del ombligo, le recuerda la pesadilla que vivió y que parece no tener fin.
Estaba deprimida, agotada y lejos de su esposo e hijos... Pese a las pocas energías que le quedaban decidió emprender una acción legal en contra del hospital.
En cuanto los trabajadores de esa clínica lo supieron, ella dice que le suspendieron la atención. Incluso le dieron de alta, aunque su estado aún era bastante delicado.
“No me siento bien, se me desbordan las fundas (sondas). Tengo lacerada la piel... Fui maltratada. Al salir no recibí indicaciones ni una cita para control... Estaba sola”, lamentó.
Desde su cama tallada, Esperanza dio su versión de los hechos para que la Fiscalía continuara con la investigación.
En esa misma habitación de ventanas amplias recibió a EXTRA y, una vez más, narró su viacrucis. En septiembre u octubre próximo deberá someterse a otra operación, una de demolición que revierta todo lo que se hizo. Aunque tenga éxito, las secuelas que le dejó la supuesta negligencia están latentes...
Medidas de protección y reparación
Alfonso Puente, abogado de Esperanza, asentó la denuncia el 4 de junio. Lesiones permanentes e irreversibles es la causa que investiga la Fiscalía. La querella está puesta en contra del médico tratante, del representante legal y del director médico de ese hospital. Además de la toma de versiones se realizará una pericia técnico científica de lo que ocurrió en ese lugar. También las consecuencias en la salud física de Esperanza, su afección psicológica ha sido grave, relató Puente. “Se desintegró la familia por la distancia”.
En el caso se pide para la paciente medidas de protección y una reparación integral. EXTRA conversó con los abogados del hospital, quienes indicaron no tener autorización para emitir un pronunciamiento.