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Diario Extra Ecuador

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¡Un hogar por reconstruir!

Ángel Pilay, Padre soltero, perdió todo en un incendio reciente. Ni siquiera pudo rescatar las herramientas con las que trabaja de albañil.

La casa quedó reducida a escombros.

La casa quedó reducida a escombros.Jimmy Negrete / Extra

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Desde el pasado 15 de agosto camina cabizbajo de un lado para otro en busca de ayuda o refugio. Un incendio arrasó con su humilde hogar, ubicado en la cooperativa Balerio Estacio, noroeste de Guayaquil.

Hoy, Ángel Pilay deambula por una de las zonas más deprimidas del Puerto Principal. No le queda más remedio que pasar las noches en casa de algún familiar o amigo. Es padre de diez hijos, pero solo tiene uno a su cargo, el menor de todos, de apenas seis años.

El año pasado se separó de su último compromiso. Y, desde entonces, Ángel se convirtió en padre y madre para su vástago, con el que comparte sus penas y alegrías. De modo que divide su tiempo entre su trabajo de albañil y los quehaceres domésticos.

También saca horas de donde puede para ayudar en las tareas escolares al pequeño, le lava el uniforme y lo lleva a una escuela cercana.

El 15 de agosto, fecha de la desgracia, cocinó hasta las diez de la mañana. Asegura que no dejó ninguna hornilla encendida. “Le hice a mi hijo su colada y una ensalada”, cuenta abatido.

A la una de la tarde, lo llevó a la escuela y asistió a una reunión de padres de familia. Después se dirigió a recoger unos documentos frente a Radio Cristal y, a las cuatro de la tarde, se desocupó. Entonces recibió una llamada de su nuera, quien le informó que salía humo de su casa.

Desesperado y con el corazón en la mano, llamó a un taxi. Quería salvar los pocos enseres de valor que guardaba. Pero cuando le faltaban unas pocas cuadras para llegar, un vecino le comunicó por teléfono que el inmueble, de caña, era un amasijo de hierros y ceniza.

“Mi hijo me preguntó por sus juguetes, cuadernos y películas, y no supe qué contestarle en ese momento”, admite a EXTRA lleno de tristeza.

ROTO POR DENTRO

El panorama en el barrio era desolador. Y el hombre, deshecho como su hogar, rompió a llorar impotente. “¡Me dio tanta pena no haber podido salvar nada! ¡Nos quedamos en la calle!”, exclama.

Ni siquiera pudo rescatar algo de ropa para cambiarse. Fueron sus vecinos quienes les brindaron unas prendas. “Gracias a ellos es que andamos vestidos ahorita”, destaca.

En su sector, ya han organizado varios bingos para ayudar a Ángel, quien se siente muy agradecido con los moradores. Pero no tiene suficiente para reconstruir su casa. Es un hombre de escasos recursos económicos y no cuenta con mayores ingresos, solo lo justo para comer.

Dentro del domicilio tenía 250 dólares para comprar cemento y empezar a mejorar la vivienda. Pero la plata también se quemó. “Hasta mis herramientas de trabajo se convirtieron en cenizas. No puedo laborar”, exclama resignado.

A través de Diario EXTRA, solicita ayuda a aquellos lectores, empresas o instituciones que deseen extenderle la mano. Está a la espera del reporte del Cuerpo de Bomberos para saber por qué se originó el siniestro que acabó con sus sueños.

Al observar las ruinas del que fuera su domicilio, Ángel y su pequeño hijo se llenan de nostalgia. El padre había tardado ocho años en levantarlo, a base de mucho sacrificio y trabajo. Pero se esfumó en unos pocos minutos.

“No tengo nada, todo se quemó, necesito de todo un poco”, resalta con las manos clavadas en la cabeza.

Colaboración

Cemento y otros materiales

“Tengo fe en Dios y en las personas de buen corazón que leen EXTRA. Sé que me voy a levantar”, señala Ángel.

Este padre de familia necesita numerosos materiales para reconstruir su casita: arena, piedra, cemento, hierros, piedra chispa, hojas de zinc, sanitarios, puertas, ventanas de hierro, llaves, un lavabo... También le hacen falta víveres y ropa de hombre y niño.

Quienes deseen colaborar con él pueden llamar a la redacción de este Diario, al 099-0214407 y al 098-821-2106.

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