Fátima Jaramillo está desesperada. La mañana del martes 23 de febrero de 2021 tuvo en sus manos la boleta de excarcelación de su hijo, pero hasta este miércoles 24 aún no puede verlo ni abrazarlo. Los amotinamientos del martes que han dejado 31 reos asesinados, solo en el Centro de Privación de Libertad Zonal 8 de Guayaquil, impiden el desarrollo normal de la atención al público, incluso a los familiares de los internos.

"Mi hijo ya cumplió los cuatro años de condena, me he acercado a la garita de la cárcel donde se encuentra y me dicen que debo esperar, no sé si mi hijo está vivo o es una de las víctimas", mencionó llorando la mujer de 60 años.

La misma angustia viven los familiares de Luis Segura, un privado de libertad que cumple una condena de 12 años. Ellos se encuentran desde las 08:00 de este miércoles en busca de que alguien les diga que sucede dentro de la cárcel.

"Hemos visto entrar varios carros de la Policía. Llegan más militares, pero nadie nos dice nada. Qué incertidumbre", manifestó Ernestina Navarrete.

Mientras tanto una señora que también aguarda información de su pariente, fue auxiliada por sus allegados y por paramédicos del Cuerpo de Bomberos, luego de que se presentará problemas en su salud. Al cruzar la via para ser atendida en una ambulancia la mujer se desmayó.

Las mismas escenas de angustia y desesperación se viven en los exteriores del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil, dondes desde tempranas horas, familiares de reos buscan  corroborar si entre los muertos en el Centro de Privación de Libertad Zonal 8, el día anterior, no están sus seres queridos.

Por ejemplo, allí permanece Jéssica Santos, hermana de uno de los reclusos que cumple una condena en ese penal,  manifestó que aún no han confirmado si entre los fallecidos se encuentra Danny Santos, su ñaño quién paga una pena por asesinato.