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Diario Extra Ecuador

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La inmigración vuelve más notoria la falta de albergues

Espacios públicos son utilizados como dormitorios. El MIES y Municipio dicen que no les compete el tema. La Iglesia les brinda ayuda.

Varias personas pernoctan en las canchas del complejo deportivo ubicado cerca de la terminal terrestre de Guayaquil.

Varias personas pernoctan en las canchas del complejo deportivo ubicado cerca de la terminal terrestre de Guayaquil.Juan Faustos / Extra

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En las ciudadelas Alborada, La Atarazana, Bellavista, Sauces, Urdesa y en zonas aledañas a la terminal terrestre, norte de Guayaquil, se han incrementado las personas y familias sin hogar (la mayoría de nacionalidad venezolana) trabajando en semáforos y durmiendo en las veredas.

Este creciente grupo ha agravado el problema de la indigencia que ya padecía la ciudad en diversas zonas, reflejando la falta de albergues para estas personas en situación vulnerable.

Una carencia que se vuelve más grave y notoria si se considera que, hasta julio de este año, el país ha recibido un flujo migratorio de 295 mil venezolanos, buena parte de los cuales ha decidido quedarse en el Puerto Principal.

“Tengo quince días en la ciudad, no tengo dónde ir y no me queda más que tirarme a la calle a trabajar en los semáforos para ganar dinero para comer”, dice la venezolana Karla Durán, de 19 años, quien vende dulces.

La joven es una de las más de 300 personas que duermen en el polideportivo situado en la parte baja del intercambiador de tránsito que conecta a la avenida de las Américas con la autopista Narcisa de Jesús.

Una situación similar vive Dimas Herrera, quien durante el día vende caramelos en la avenida José María Velasco Ibarra, en la ciudadela Bellavista, junto con su esposa y sus tres pequeños hijos, más un amigo.

El barrio del Salado, ubicado junto al casco central de la urbe, es uno de los más afectados por la mendicidad. “Utilizan los portales de las casas para dormir. Eso afecta al comercio y turismo del sector”, sostiene Gustavo Rivadeneira, dirigente de ese sector.

Este Diario consultó al Ministerio de Inclusión Económico y Social (MIES) y al Municipio de Guayaquil sobre la falta de albergues en la ciudad, donde al menos las familias con niños puedan dormir temporalmente, como los que existen en Quito, Cuenca y otras ciudades.

El MIES, a través de su departamento de comunicación, respondió que no le compete la creación de estas casas asistenciales; aunque precisó que vela para reducir el trabajo infantil en las calles.

Añadió que los proyectos que tiene para atender a esta población son coordinados con los Gobiernos Autónomos Descentralizados, organismos internacionales y oenegés nacionales.

Dos alternativas

Ante la falta de albergues, existen sitios que dan acogida en el día y ofrecen comida a indigentes y familias de escasos recursos. Dos ejemplos de ello son la iglesia San Agustín y el Refugio del Espíritu Santo (RESA), ambos de la Arquidiócesis de Guayaquil.

El párroco Wilson Malavé, quien lidera el servicio de voluntariado ‘Señor de la Buena Esperanza’, que brinda todos los días comida a los habitantes de la calle en la iglesia San Agustín, mencionó que es necesario que haya albergues en Guayaquil, pero con un personal de voluntariado que sirva sin sueldo, como lo hace la Iglesia, para que el objetivo de dar servicio al necesitado no se convierta en un negocio, sino en un acto solidario. (VLQ)

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