“Cuando iba a la librería, tres sujetos con vestimenta negra, gorras y mascarillas me jalonearon. Perdí el conocimiento y después desperté en medio del parque. Tuve miedo y regresé a casa”, esa fue la narración de una menor de 12 años que alarmó a la parroquia Izamba, situada al norte de Ambato, provincia de Tungurahua.

Las palabras de la menor estuvieron acompañadas con lágrimas. El caso hizo movilizar a los agentes de la Unidad de Protección del Menor (Unipen) y a las autoridades locales. Todos estaban preocupados y de inmediato la trasladaron hasta el Hospital Docente para que se cumpla con los exámenes legistas y se descarte una violación. Fue en ese momento cuando la niña les contó a los agentes que todo fue un invento porque se le hizo tarde y temía el castigo de su madre. El hecho se registró el viernes 11 de junio.

En Tungurahua no es la primera ocasión que menores de edad se escapan de sus casas y por el temor a ser castigados se inventan historias de secuestros y violación. En febrero ocurrieron dos casos de menores que hicieron movilizar a la policía para investigar falsos secuestros.

Sheyla Gómez, teniente político de Izamba, dijo que junto con la Policía Nacional ejecutarán una campaña dirigida a los padres para que les den más confianza a los hijos y se eviten esas fugas e inventen historias que causan zozobra a la comunidad. (YIE)