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¡La carta de todo un país!
Manta (Manabí)
Desde el terremoto, que lo sorprendió “en una fiestita” de cumpleaños donde él y sus amigos resultaron ilesos, le cuesta sonreír. “Solo había visto algo así en las películas”, confesaba ayer a EXTRA con los labios fruncidos y la mirada hundida en el piso.
Hasta el pasado 16 de abril, Miguel Ángel Molina, un niño de diez años, piel canela y azucarado corazón, vivía en la zona cero de Tarqui, Manta.
Ahora se ha refugiado con sus padres y sus dos hermanos pequeños en casa de la abuela, emplazada en la parte alta del barrio 20 de Mayo. Y no sabe cuándo volverá a su humilde hogar, que sufrió graves daños en algunas paredes.
El chiquillo no perdió a ningún ser querido en la catástrofe, pero siente el dolor de Ecuador en el pecho, igual que una profunda admiración por los rescatistas nacionales y extranjeros, que liberaron a 113 personas con vida de entre los escombros.
Así que el pasado martes se sentó al lado de su padre, Teodoro, sacó unas pinturas de colores y, en una cartulina amarilla, dibujó varios corazones; pintó las banderas de Ecuador, Chile, Cuba, México, Venezuela, Argentina, Estados Unidos, Colombia y España; trazó unos renglones para que sus letras no se torcieran; y vertió todos esos sentimientos que tanto necesitaba compartir desde el pasado día 16.
“Gracias por venir a nuestro país y, en especial, a nuestra ciudad a salvar a nuestros compatriotas afectados por el terremoto. Han salvado muchas vidas y se lo agradezco infinitamente. Que Dios bendiga y proteja por siempre a todos ustedes y a sus familias. Gracias. Y muchas gracias de Miguel Ángel Molina Lucas para el grupo de los Topos de México. Gracias, mexicanos”. La carta era breve, pero reflejaba el sentir de todo un pueblo con la sencillez y pureza que solo un niño puede profesar.
Sus ídolos ya no son Cristiano Ronaldo o Leo Messi. Miguel Ángel soñaba con entregar la misiva a algún rescatista azteca y dar a conocer su mensaje “al mundo entero”. Así que ayer regresó con Teodoro a Tarqui. Su historia enterneció tanto a un militar que este lo condujo hasta el lugar donde Pola Díaz, coordinadora operativa de los Topos Adrenalina Estrella, protegía a unos damnificados para que pudieran recuperar el mayor número posible de enseres de su domicilio.
Conmovida por el gesto, Pola, que lleva más de treinta años obrando milagros en desastres, lo ‘apapachó’ y le ayudó a difundir la carta a través de EXTRA. “Me han dado ganas de llorar. Estos momentos, en que un niño está tan sensible por la situación de su país y piensa en los demás, son los que debemos rescatar”, remarcó al equipo de este diario.
Pocas personas como ella conocen mejor la estela de sufrimiento que deja una catástrofe natural. Vivió el terremoto de Haití en 2010, el de Perú en 2007... Quizás por eso tenga la clarividencia necesaria para percibir aquellos detalles que pueden ayudar a reconstruir una nación desde sus cimientos.
“Quería que trascendiera porque ayudará a que otros chicos hagan este tipo de acciones. Tenemos que reforzar estos valores. Ellos son los adultos del mañana”, valoró la coordinadora operativa de los Topos Adrenalina Estrella antes de abrazar al niño, regalarle varios besos y guardar la carta. “La elaboré con todo mi corazón y cariño. Me emociono porque han salvado muchas vidas”, repetía Miguel Ángel lloroso.
A su lado, Teodoro, que no quería robar protagonismo a su hijo, lanzaba un mensaje a todos los Estados que se han volcado con Ecuador en uno de los momentos más duros de su historia: “Sé que algún día, si México u otros países nos necesitan, también aportaremos nuestro granito de arena”.
La semana que viene, Pola y su equipo, compuesto por otros dos especialistas más, regresarán a su tierra. Y aunque en esta ocasión no han rescatado a nadie con vida, se llevarán consigo el afecto de Miguel Ángel y un trozo de papel que representa el reconocimiento de todo un país. (GM)