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La oscura razón detrás del atentado a estación de buses en Guayaquil: tres fallecidos
El atentado que dejó tres muertos por el incumplimiento del pago de extorsiones. Las víctimas tenían toda una vida dedicada a su oficio
“Nos sentimos expuestos, trabajamos con miedo. Somos los conductores y ayudantes quienes nos arriesgamos todos los días. Ayer (martes) mataron a tres compañeros, todo por estas benditas ‘vacunas’. Si los socios no pagan, atacan”, aseguró un conductor de la línea 85, quien pidió la reserva de su identidad por temor a represalias.
El hombre de 48 años relató que la mañana del martes 19 de septiembre llegó, como de costumbre, al bloque 10 de Bastión Popular, frente a Mucho Lote 1, en el norte de Guayaquil, para empezar su jornada en el bus que conduce desde hace más de dos años.
En ese sitio, delincuentes armados que se movilizaban en motocicletas dispararon contra tres personas, provocando la muerte inmediata de dos.

Las víctimas fueron identificadas como Jhon Henry Trejo Viejo, de 55 años, conductor; Segundo Polivio Murillo Cajas, de 46, controlador; y Carlos Alberto Pacheco Alcívar, de 55, quien se ganaba la vida limpiando vehículos en la zona.
Otro trabajador de la misma línea señaló que esta vez el miedo se sintió más fuerte que nunca, aunque aseguró que, pese al riesgo, continúan laborando porque es el sustento de sus familias. “Mi esposa queda intranquila. Mis hijos son pequeños y por ellos necesito salir a trabajar. Este ha sido mi oficio por 10 años”, comentó.

Extorsión, el trasfondo
De acuerdo con información policial, el ataque estaría vinculado con el cobro de extorsiones, conocidas como ‘vacunas’. Familiares de las víctimas confirmaron que la línea de bus había recibido amenazas por atrasos en los pagos exigidos por un grupo delictivo.
“Por información recabada se conoce que la línea de buses estaba siendo ‘vacunada’ por el grupo delictivo Águilas, y que los conductores se encontraban amenazados por no haber cancelado las cuotas exigidas”, indicó una fuente policial.
Una vida al volante
Los familiares de Jhon Henry Trejo recordaron que llevaba casi cuatro décadas como conductor. Incluso había trabajado como chofer en un medio de comunicación.
“Mi hermano manejaba desde los 16 años. Era un hombre tranquilo, no se metía con nadie. No nos había comentado nada de las ‘vacunas’, pero eso es lo que dicen sus compañeros. Estaba contando las monedas de la vuelta (ruta) cuando le dispararon dentro del bus. Casi todos los tiros fueron en la cabeza”, relató uno de sus hermanos.
Trejo deja cuatro hijos en la orfandad. Era viudo desde hace algunos años, aunque mantenía una relación sentimental con una mujer. “Éramos ocho hermanos, tres ya han muerto: dos por enfermedad y ahora mi hermano por la delincuencia”, lamentó su familiar.
La tragedia también alcanzó a la familia de Segundo Polivio Murillo Cajas, controlador de la misma línea de buses. Su esposa contó que él tenía cuatro hijos, dos de ellos menores de edad, y que se había dedicado cerca de 20 años a ese oficio.

Su hijo presenció el ataque
Carlos Alberto Pacheco Alcívar, de 55 años, se convirtió en la tercera víctima mortal del ataque registrado el martes 19 de agosto en el norte de Guayaquil. Falleció a las 06:00 de ayer en una casa de salud, donde permanecía hospitalizado tras recibir varios impactos de proyectil.
Sus familiares contaron que, al percatarse del ataque, intentó correr para refugiarse de las balas, pero los sicarios lo persiguieron y le dispararon sin darle oportunidad de escapar.
“Mi esposo tenía 19 años trabajando para esa cooperativa, desde que la línea funcionaba en la Huancavilca Norte”, relató su esposa con dolor.
Pacheco deja cinco hijos en la orfandad, dos de ellos menores de edad. Vivía en el suburbio de Guayaquil y, según sus allegados, uno de sus hijos se encontraba cerca del lugar cuando ocurrió la tragedia.
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