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¡La tragedia ‘desapareció’ dos barrios!

Carlos Anchundia, Portoviejo
Mario García Moreira, de 65 años, está “salado”. El día del terremoto no solo perdió su casa, sino que los malandrines se aprovecharon de la oscuridad para avanzar por el río y llevarse todos los enseres.
“Salí corriendo del miedo, pero cuando regresé para rescatar algunas cosas que no se habían dañado, los ladrones se habían metido y hasta los sanitarios se llevaron. Son unos desalmados que no se compadecieron del dolor ajeno”, contaba a EXTRA, mientras hacía un enorme esfuerzo para no derramar lágrimas.
Es más, aún debe pagar a una entidad bancaria parte del crédito que obtuvo para construir una casa cómoda, de dos plantas, con terraza y varios adornos que la habían convertido en una vivienda vistosa.
“Digo que estoy salado porque yo tenía un barco, pero en el 2004 me lo hundieron y perdí todo. Hace cinco años empecé nuevamente a trabajar en el mar como capitán del barco de un amigo y me estaba recuperando económicamente. Ahora, el terremoto me deja sin casa y los ladrones sin mis cosas”, comentaba el habitante del barrio Margarita, de Portoviejo, donde el movimiento telúrico del sábado 16 de abril abrió grietas en calles y solares, lo cual hizo que la casa de García se destruya. Pese a que aún quedó en pie, su estructura colapsó y debe ser demolida.
Así están otras ciento once familias que habitan en la ciudadela Margarita y Sultana de los Andes, ambas de Portoviejo, donde las grietas en la tierra dejó varias casas de una, dos y tres plantas, a punto de irse al suelo. Otras cayeron o están con las paredes rotas.
Según el ingeniero civil Silvano Intriago, morador del sector, cerca a la Margarita y Sultana de los Andes pasa un río y eso hizo que el día del terremoto las aberturas en la tierra se llenen de agua, lo cual aumentó el grado de vulnerabilidad del sitio que hace muchos años fue rellenado.

Llora desconsolado
El periodista Jorge Valarezo Zambrano mira su casa y se ‘quiebra’. No puede evitar el llanto desconsolado cuando cuenta que su vivienda de tres pisos debe ser demolida.
“Ahí está mi esfuerzo de tantos años de trabajo y de mi esposa, estamos con vida, pero me quedo sin el techo donde vivía con mi familia”, decía sin poder contener el llanto.
Hace 15 años, Jorge gastó 60 mil dólares de sus ahorros y pidió un crédito bancario. Estaba ilusionado, porque había logrado edificar una casa cómoda que luego quedaría de herencia para sus hijos. Pero el terremoto del sábado 16 de abril partió la tierra y su domicilio quedó ‘chueco’.
“Esto es horrible, no quiero volver a vivirlo, mi casa y la de muchos vecinos tendrán que ser demolidas porque nadie podrá habitarlas, en cualquier momento pueden caer y eso nos duele”, señalaba el comunicador social, que labora en el Consejo Provincial de Manabí junto a su esposa Vilma Ponce.
Lo cierto es que los barrios Margarita y Sultana de los Andes pronto deben desaparecer a combazos, porque el terremoto dejó las casas prendidas de un ‘pelito’ y las calles con grietas por todos lados.