La verdad del sexo para reproducirnos

Los origenes de la reproducción sexual son un misterio, pese a que es un tema muy estudiado actualmente ya que el 99% de las criaturas se reproducen de esta manera.

Hasta Charles Darwin, denominado como el padre de la teorías de la evolución, se cuestionó: "¿por qué seres nuevos deben ser producidos por la unión de los dos elementos sexuales? Todo el tema es todavía oscuro".

Existen diferentes tipos de especies que se preocupan por atraer al sexo opuesto haciendo grandes nidos y emitiendo sonidos llamativos. Un claro ejemplo son los cisnes que realizan movimientos del cuello, giros laterales de la cabeza, emisión de sonidos, hundir varias veces la cabeza en el agua, etc.

Lo cierto es que el único objetivo de la reproducción sexual, es lograr convinar exitosamente los componentes de su ADN para formar un nuevo genoma.

Antes de la evolución del sexo, toda reproducción era asexual, es decir, por división celular. Este mecanismo era sencillo y permitía el tiempo de busqueda de pareja. Este tipo de reproducción resultaba una copia exacta de su original.

El biologo aleman August Weismann en 1886 sugirió algunas ventajas que puede oferecer la reproducción sexual. Resaltó que este tipo de reproducción crea características específicas en cada individuo y que es una oportunidad para fusionar sus recuerdos.

Sin embargo, ¿quienes fueron las primeras criaturas y cuando empezaron a reproducirse mediante el sexo?

Como fuerza evolutiva extendida y muy potente, el sexo tal como lo conocemos va mucho más allá de nuestros antepasados, teniendo como protagonista a un pez primitivo llamado Microbrachius Dicki.

El fósil de esta especie se halló en rocas de 385 millones de años de edad en Escocia.

Recientemente los científicos descubrieron que los mencionados estaban involucrados en la reproducción sexual, pero no de cualquier tipo.

Estos peces fueron los primeros que se reprodujeron a través de la fertilización interna, al igual que los humanos.

Además fue la primera especie en aplicar el dimorfismo sexual que consistía en que los machos y las hembras se ven diferentes el uno del otro, según los biólogos.

De esta manera el sexo ha tenido un desarrollo evolutivo significativo desde hace 1,2 millones de años, hasta dar forma al camino para que los humanos se reproduzcan en la tierra como se conoce hasta la actualidad.