Carmen Mera recibe posada en la casa de una de sus amigas, en el barrio Vilsa, en Esmeraldas. Desde la madrugada del 23 de agosto de 2021, lo poco que tenía quedó reducido a cenizas.

Cuenta que ese día su expareja estuvo rondando su vivienda. Ella prefirió ir a donde unos familiares hasta que él se cansara y se fuera. No pasó.

Aproximadamente a las 22:00 del domingo 22, el sujeto insistió en retomar la relación que había terminado hace cuatro meses. “Yo le dije que no y que no tenía derecho de venir a mi casa”, recuerda.

Para esquivarlo, Carmen decidió ir con sus dos hijos y su nieto, de 40 días de nacido, a la casa de su mamá. Poco después, los vecinos empezaron a gritar. Escuchó una explosión. Era su casa, de cemento y caña, que se quemaba.

Ella presume que fue su ex. “Yo creo que su intención era quemarla conmigo adentro”, comenta. Y, sin embargo, esto no ha sido confirmado.

Ella intentó salvar aunque sea la ropa, pero el material de la vivienda solo colaboró para que el fuego acabara con todo en cuestión de minutos. “Nos quedamos con lo que teníamos puesto”, agrega.

Según la mujer, no quiso volver con su ex porque era posesivo y violento. Aunque no llegó a golpearla, sí la maltrató psicológicamente, añade. “Llegó hasta celarme con mi propio hijo”, expresa.

El sospechoso huyó del sitio. Mientras que Carmen acudió a la Fiscalía de Esmeraldas, el martes pasado, para colocar una denuncia en su contra. 

Carmen debe cuidar de su hijo de 17 años, quien tiene el 70 % de discapacidad intelectual y depende totalmente de sus cuidados. “Yo no he podido trabajar, vendía cerveza para ayudarme un poco”, agrega.

También recibe un bono que no llega ni al salario mínimo. Con ella también viven su hija y un nieto.