La madrugada del sábado 12 de julio, la embarcación Jeniree fue rodeada por al menos 15 botes a motor cuando navegaba cerca de Cerro Malo, en la isla Puná. A bordo de la barcaza viajaban 10 personas.

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Al notar la actitud sospechosa de las embarcaciones, los guardias de seguridad fluvial que custodiaban la nave comenzaron a disparar. Sin embargo, tras un cruce de balas, los sujetos, armados con fusiles, lograron abordar la embarcación y apuntaron a todos los tripulantes.

Como consecuencia del hecho, murieron los dos guardias: Tito Maikol Cedeño Rosado, de 24 años, y Nicolás Alexander Quiroz Chávez, de 23. Además, el maquinista de la embarcación resultó herido.

Una fuente policial reveló que, según los testimonios de los sobrevivientes, los atacantes cubrían sus rostros con pasamontañas y afirmaron ser miembros de la organización criminal Los Lobos.

“Cerca de las 03:00, a la altura de Cerro Malo, los botes rodearon la embarcación y abordaron con amenazas, apuntando con fusiles a todo el personal. Preguntaron quiénes habían disparado y luego ejecutaron a los dos guardias. También resultó herido el maquinista”, relató uno de los sobrevivientes a los agentes de la Dinased.

Según esa versión, los delincuentes ordenaron al capitán que se dirigiera hacia Tenguel, una parroquia rural de Guayaquil con conexión al golfo. Tras unos 30 minutos de navegación, les pidieron detener la embarcación y se les sustrajeron aproximadamente mil libras de camarón. Antes de retirarse, habrían lanzado una advertencia: “¡Somos Los Lobos… Lobos activos!”

La misma fuente sostuvo que el motivo del ataque, perpetrado por estos piratas, como se denomina a los delincuentes que asaltan embarcaciones, habría sido el robo de la mercadería que transportaba la barcaza.

La embarcación Jeniree había zarpado a las 22:15 del viernes 11 de julio desde el muelle de La Fragata, en el sur de Guayaquil, con destino a Puerto Bolívar, en la provincia de El Oro. Allí retiraron la carga que debía ser trasladada de regreso a la ciudad.

Dolor en la morgue

La mañana del domingo, los familiares de los dos guardias asesinados llegaron hasta el Laboratorio de Criminalística para retirar los cuerpos de sus seres queridos.

Una allegada de Tito Maikol relató que viajaron hasta Guayaquil solo para retirar su cadáver. “Mi sobrino tenía seis meses trabajando para esta compañía de seguridad. Salía libre cada 15 días y se reunía con nosotros en Chone. Era el menor de los 11 hijos de mi hermana. No merecía un final tan terrible, era un joven trabajador. Nos llamaron por teléfono para avisarnos... estamos devastados”, expresó con tristeza la mujer.

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