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Los dejaron sin dinero, sin ropa, y descalzos

Redacción Guayaquil
Solo vestía ropa interior y, descalzo, yacía dormido sobre dos sillas en la sala de espera de la Unidad de Flagrancia de la Fiscalía, la mañana de ayer.
Era Wilson Castro, de 29 años, quien salió de farra con unos amigos. En circunstancias que no recuerda muy bien, despertó sin vestimenta dentro de un patrullero.
Su amigo Paúl Palomeque, de 27 años, con los cabellos alborotados, la camiseta al revés, adormecido y sin poder hablar bien, denunció en la Fiscalía que junto con Castro y otra amiga, Paola Arévalo, fueron la noche del viernes a disfrutar a una discoteca en el suburbio de Guayaquil.
En el ambiente de camaradería que tenían, se les habría acercado una joven, quien les pidió sentarse en su mesa.
De lo poco que recordaba, Castro dijo a la funcionaria que con la mujer apenas cruzaron palabras y que no la conocen.
Después de haber consumido algunas copas, salieron a tomar un taxi y la desconocida se les habría juntado. Lo que pasó desde ese momento ya no lo recordaba.