“Almorcé con mi hija, jugué con mi nieto y antes de irme le mordí su orejita como siempre... Ahora me encuentro con ellos en la morgue”, dijo Henry Salcedo, padre de Mónica, quien falleció en su casa junto a su hijo de siete años, tras asfixiarse por inhalación de humo.

El hecho se registró el lunes pasado en el barrio El Prado de Chillogallo, sur de Quito.

Según Salcedo, su hija estaba haciendo reparaciones en el techo de la vivienda hace un par de días y para acelerar el secado del cemento quemó carbón dentro del inmueble.

“Me dijo que el domingo tuvo mucho frío y eso le provocó tos. Para evitar pasar una mala noche lo había dejado encendido en la sala, cerró todas las puertas y ventanas para que se concentre el calor y, al parecer, se fue a acostar con su hijo y ya no se despertó”, contó.

Según el parte policial, cerca de las 21:00, Pamela Pérez, hija de la víctima, intentó comunicarse por teléfono con su madre, pero no hubo respuesta. Esto alertó a la familia.

“Como nadie abría la puerta, el papá del niño se subió por el muro de la parte posterior de la casa. Al entrar había un olor fuerte a humo y él los encontró”, dijo Salcedo.

Esteban Pesántez, jefe operativo de la unidad de muertes violentas de Quito, indicó que los familiares los trasladaron a una casa de salud cercana, pero todo fue en vano.

“En la vivienda se encontró una parrilla sobre la cual se consumió el material de combustión, con el que se asfixiaron la madre y el hijo”, añadió.

“Las cosas pasan por algo. Muchas veces no se entiende por qué, pero Dios sabe cómo las hace. Al menos le doy gracias porque se los llevó silenciosamente. Su partida fue tranquila, bajo un sueño dulce”, comentó Salcedo.

Los cuerpos fueron trasladados al Departamento de Medicina Legal para practicarles la autopsia. Pasado el mediodía de ayer fueron retirados por sus familiares, quienes dijeron que cremarían sus restos. (KHR)