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¡Soportan frío por un cupo para sus hijas!
Duermen en veredas desde el miércoles y estarán hasta mañana, día del acuartelamiento. Muchas aspirantes y solo ingresarán 74.
Pernoctan en una vereda diagonal al Consejo Nacional Electoral.
Acostadas sobre pedazos de cartones, cubiertas con sábanas o colchas y soportando el intenso frío de la madrugada, madres de familias duermen en la vereda a fin de lograr un cupo para sus hijas que desean realizar el servicio militar voluntario.
El acuartelamiento era solo para hombres, pero ahora, por primera vez en la historia, las Fuerzas Armadas del Ecuador recibirán a mujeres.
El ingreso a las damas mayores de edad para cumplir con el entrenamiento militar será desde este 4 de agosto. En Guayaquil hay cupo solo para 74 voluntarias. Ese es el motivo por el cual, desde el mediodía del miércoles, muchos padres hacen el esfuerzo por soportar frío, sol y hasta hambre por lograr ese sueño para sus hijas.
La madrugada de ayer, un grupo de 35 padres y varias aspirantes esperaban sobre la vereda, diagonal al Consejo Nacional Electoral. Están allí porque en el Centro de Movilización de las Fuerzas Armadas, según las aspirantes, no le permitieron quedarse fuera de este recinto militar.
La primera mamá que acudió a hacer la fila fue Verónica Tarira. Ella llegó desde Junquillal, cantón Salitre, provincia de Guayas, y tiene la esperanza de que su hija Ginger Palma, de 18 años, logre entrar al servicio militar. A ella le fascina el uniforme, manifestó la madre.
De ese mismo lugar guayasense llegó Lucía Tarira con la ilusión de que su hermana Víctoria, de 19 años, esté entre las seleccionadas.
Dentro de ese grupo de madres de familia también está Angela Cadena, quien espera que su descendiente, Odalis Nazareno, de 20 años, forme parte de la institución militar. Ella vino desde el Batallón del Suburbio, al oeste de Guayaquil, y manifestó que su niña fue seleccionada de fútbol de Ecuador, campeona en natación y otros deportes, por eso tiene la convicción de que será aceptada.
“No me importa quedarme aquí los días que sean necesarios, por mi hija hago lo que sea”, recalcó.
Necesidades
El problema para estas mamás se les presenta cuando deben hacer sus necesidades biológicas. No tienen dónde ir, pero ellas se las ingenian para hacerlas.
Algunas habían llevado tarrinas con comida; otras, botellas con agua y colada para pasar las horas y no perder el puesto para mañana, cuando inicie la selección en la Dirección de Movilización.
“Si logro entrar, se lo dedico a mi madre”
Matando el hambre con una tarrina de arroz y pescado frito, que le dio un amigo, encontramos a Daniela Albiño, de 20 años. Ella llegó desde Machala. Su sueño desde niña ha sido vestir el uniforme militar y dijo que hará todo lo posible por entrar entre las 74 escogidas. Por falta de dinero, antes no pudo ingresar a las FF.AA, pero ahora que tiene esa oportunidad no piensa desaprovecharla, por eso hará la fila durante tres días y espera no defraudar a su madre. “Si logro entrar, se lo dedico a mi mamita”, enfatizó la joven orense.