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Mujeres comerciantes festejan el Día de la Madre trabajando
Para las vendedoras este día es muy conveniente, ya que aumenta sus ganancias. Sin embargo, no trabajarán jornada completa para pasar con sus hijos.

Para las vendedoras este día es muy conveniente, ya que aumenta sus ganancias.
Todo cambió en la vida de Sonia Sierra hace un año. La extenuante jornada laboral de 06:00 a 23:00 quedó atrás, así como los centavos extra con los que daba la ‘colación’ a sus tres hijos.
“Pero fue lo mejor”, refirió la mañana de 14 de mayo, Día de las Madres. Con ella, 15 personas más, se quedaron sin trabajo en la fabrica de confites, en la que había laborado más de seis años.
El dolor de espalda, los dedos acalambrados y los ojos ‘cansados’ también son “pesares” del ayer, porque la necesidad le “obligo” a encontrar un nuevo sustento para los suyos.
Ya no madruga tanto y las gelatinas que prepara para comerciar en los parques del sur de Quito son una excelente opción para ganar dinero.
Hoy es un día importante. Sin embargo, no paró su jornada, porque sabe que con estas fechas “la venta mejora”. Su horario es flexible y ahora puede dedicar tiempo a sus ‘retoños’. “Sé que no es algo fijo, se saca para el diario, pero al menos comparto con mi familia”, expresó.
Este domingo solo trabajará hasta las 16:00, quiere llegar pronto a la casa, donde se sumará a un festejo, organizado por sus allegados. “Una comida sencilla, pero con cariño”, dijo.
Esther Puente también trabajará media jornada, no quiere perderse el encebollado que está preparando su mami en una vivienda, ubicada en La Cocha, sur de la ciudad. Ella es de Machala, pero la falta de empleo la trajo a la capital hace cuatro años.
Cada día se dirige al centro de la urbe para comercializar artículos diversos – peines, paños húmedos, afeitadoras-, pero hoy los globos con mensajes alusivos al Día de la Madre le están duplicando la venta.
Se siente incomoda cuando mira la cámara de EXTRA, pero no duda en decir. “No me sacará fotos que estoy bien fea”, mientras sonríe con su dentadura incompleta. A su lado un niño de cuatro años juega con uno de sus productos. “Y es así por ellos (los hijos) es que uno haría cualquier cosa”, concluyó.