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“Malditos, cómo pudieron hacer esto”

Hernán Lucas, Manta (Manabí)
Las piernas le temblaban con cada paso que daba y parecía desmayarse, pero la impotencia y el dolor de ver a su ñaña y sobrina dentro de un féretro le daban fuerza y valor.
“Malditos, cómo pudieron hacer esto, ella no se metía con nadie, esto no tiene nombre” repetía sollozando Dolira Alonzo, hermana y tía de las víctimas.
“Justicia, queremos justicia y que los culpables paguen por los asesinatos”, era el grito que se escuchaba a las 17:30 del lunes pasado, cuando los restos de Rosa Azucena Alonzo Pico, de 41 años, y de su hija de 1 año y 8 meses eran sepultados en el cementerio El Aromo, lugar de donde ella era oriunda.
La madre y su hija fueron asesinadas e incineradas en el sector montañoso de Las Chacras, de Manta, Manabí, y se las encontró el domingo pasado.