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El taxista fue llevado ese 3 de mayo a una casa de salud donde finalmente falleció.Archivo

El presunto asesino de taxista ambateño se habría arrepentido

Pasó 35 días en la cárcel de Latacunga y no resistió más. La Fiscalía se preparaba para pedir 34 años de prisión. Jackson Rangel se habría ahorcado con sus propias prendas en su celda.

Durante 35 días estuvo Jackson Rangel de 35 años de edad, en la cárcel.

Era de nacionalidad venezolana, se encontraba en el pabellón de Máxima Seguridad de la Cárcel Regional en Latacunga (Cotopaxi) y estaba ahí por ser el principal sospechoso de la muerte del taxista Manuel Alarcón.

Específicamente estaba en el área denominada cápsula, una zona aislada, donde la tarde del viernes 8 de junio —cinco horas después de participar mediante videoconferencia de la audiencia del caso— fue encontrado ahorcado.

Rangel se habría ahorcado con sus propias prendas las que hizo retazos para lograr colgarse.

Aquella audiencia fue por lo tanto la última, era apenas la preparatoria de su juicio, cuya sentencia pudo haber sido la máxima estipulada por el Código Orgánico Integral Penal (COIP), de 34 años y 8 meses.

Al parecer, su conciencia lo sentenció primero.

La detención de Rangel se dio el 3 de mayo, el mismo día que murió el taxista, luego que de acuerdo a las cámaras de seguridad del taxi, le asestó 28 puñaladas.

SE HABRÍA ARREPENTIDO

Susana Llumiquinga, fiscal de la Unidad de Garantías y Personas, reveló que en la extensión de la audiencia el sospechoso dijo estar arrepentido por el crimen cometido.

También habría mencionado que si pudiera “daría su vida para devolver la del taxista”.

“El procesado estaba consciente de lo que había hecho. Dentro del expediente no había ningún examen que certifique que estaba bajo los efectos de alguna droga, se le hizo hasta pruebas psicológicas y no presentaba problemas mentales”, argumentó la fiscal.

Agregó que esperarán los resultados de la necropsia y así determinar con certeza la causa de la muerte para formalmente extinguir la acción penal.

“Nos queda un sinsabor porque el equipo de trabajo de Fiscalía y Dinased hicimos todo lo necesario para llevar el proceso porque queríamos obtener una sentencia, pero se salió de nuestras manos por el presunto suicidio”, lamentó Llumiquinga.

El proceso de investigación estaba en el tiempo estipulado. El juez Fabián Altamirano conoció el caso.