Exclusivo
Actualidad

Manuelito, el abuelo frutero que desafía el peligro y el tránsito en Guayaquil
A sus 70 años, se siente orgulloso de poder ‘camellar’ cuando otros descansan. Tiene una clientela fija, quienes lo “bendicen” a diario
Cuando al empezar la noche muchos acaban su jornada laboral, esta recién comienza para Manuel Yumbo. Serpenteando entre los vehículos en la avenida del Bombero, en el tramo centro-vía a la costa, este adulto mayor, originario de Colta, localidad de la provincia de Chimborazo, ofrece frutas que cuelgan de sus manos protegidas con guantes.
(Te invitamos a leer: Concejales de Quito sesionan una vez la semana | Proponen imitar a la Asamblea)
“Me llena el corazón pararme a trabajar. No me dejo vencer ni por la edad ni por el miedo”, reflexiona Manuelito, como cariñosamente lo llaman sus clientes.
Pese a sus 70 años, las encandilantes luces de los vehículos no lo espantan. De hecho, lo atraen, porque sus fieles compradores bajan las ventanas de sus carros o agitan las manos para llamar su atención cuando el semáforo está en rojo.
De lunes a sábado, a las 17:00 llega con manzanas, frutillas y más, y se queda allí hasta la medianoche, hora en que un familiar lo recoge y lo lleva hasta su casa en Durán para descansar. “Es más bonito trabajar en la noche”, dice sonriente.
Prefiere las ‘negras’ porque son más frescas, además de que así las frutas y algunos vegetales se conservan en mejor estado. “El sol hace que la fruta esté caliente y hasta se dañe. Si vengo en la noche, ya no corro ese riesgo”.

ALEX LIMA
Cuando la luz verde se enciende, se pone alerta. Deja de caminar y se ubica a un costado de la vía para evitar algún accidente. Según Manuel, no le tiene miedo a la calle, solo siente fe, pues “yo sé que a quienes obedecen a su padre y madre, Dios los cuida”.
Sus accesorios más importantes, aparte de sus productos, son un chaleco reflectivo para que lo distingan desde lejos, una mascarilla para cuidar su salud, guantes por si hace frío y un foco adaptado alrededor del cuello. “Ya debo cuidar mis ‘pulmoncitos’, no puedo lanzarme como si fuera jovencito”, menciona.
Historia de superación: ¿Cómo llegó a Guayaquil desde Colta?
A los 19 años decidió dejar su tierra natal y buscar oportunidades en el Puerto Principal. Durante muchos años fue propietario de una tienda. No obstante, el incremento de la violencia en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) lo hizo desistir de su propio negocio y lanzarse a las calles.
“Unas clientas me dijeron que venga por acá, que los supermercados cierran temprano y que me iría bien en esta zona. Así que llegué y no me puedo quejar: me va bien. Al menos tengo lo necesario para pagar los servicios básicos y sostener mi casita y a mi esposa”, manifiesta.
Al mencionar a su esposa, María Rosario, su rostro cambia. Se enternece y los ojos le brillan más fuerte. A ella la conoció al llegar a Guayaquil, y con ella ha procreado tres hijos que, a su vez, le han dado algunos nietos.
“Mi esposa me suele venir a dejar la merienda, hecha por ella. Ahora lo hace con menos frecuencia porque hace un tiempo le robaron en el bus desde Durán, entonces le da miedo”, cuenta.
¿Y qué come cuando su esposa no llega? Manuelito asegura ser bendecido: sus clientes más fieles siempre se acuerdan de él y le regalan algún bocadillo o plato con el que se llena hasta llegar a su vivienda.
Manuel Yumbo, vendedor: Ejemplo para jóvenes
“Yo quiero ser un ejemplo para los jóvenes, que ellos se den cuenta de que no hace falta caer en algo malo para ganarse la vida. Me siento feliz de ser un trabajador a mis 70 años”, asegura.Siempre termina satisfecho su jornada laboral, pese a que se extiende hasta tarde. Y su trato amable le permite ser aceptado y querido por sus clientes.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!