En la casa de Marlon Guamushig no hay consuelo, por donde se camine hay algún recuerdo de él, dice su madre Rosa Reisancho, quien tuvo que velar el cuerpo del menor de sus hijos en el Día de la Madre. “No entiendo nada”, reclama.

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Marlon fue una de las víctimas de la emboscada a la Brigada de Selva N° 29 Napo, que realizaba una operación para combatir la minería ilegal en Alto Punino, provincia de Orellana, el viernes 9 de mayo. Rosa lo vio por última vez hace 11 días cuando pasó en casa sus días francos. “Tenía una jornada de 21 -7 (21 días en el destacamento y siete libres)”, cuenta Rosa.

Pamela Torres, la novia de Marlon, recuerda que la mañana del 9 de mayo él le contó que se iba para El Coca, pero que no sabía a qué exactamente. Solo sabía que debía abordar un helicóptero. En la noche, los superiores de Pamela –que también es militar– le dieron la noticia de la emboscada y de la muerte de su pareja y de varios de sus compañeros.

No tenía ni un año dentro de las filas militares

El soldado, de 27 años, se graduó en el ejército en agosto de 2024. Antes de eso, estudió para paramédico en la Cruz Roja. En esa incursión iba como enfermero de combate. Pamela, quien lo conoció y se enamoró de él en el curso de soldados, cuenta que Marlon ya se enfocaba en nuevas preparaciones porque quería mejorar y en el futuro pertenecer a la unidad de paracaidistas. “Ya estaba viendo las fechas para ir. No se quedaba quieto”, relata.

Él es recordado como un joven que cuidaba de su madre y de sus tres hermanas. Estaba pendiente de las compras de la casa y de si su mamá había comido. “Era el menor, el más mimado. Hasta las sobrinas morían por él”, dice su madre. Sin embargo, ya no volverá a ver películas con Rosa, ni a hacer planes con su novia. Su sepelio está previsto para este lunes 12 de mayo a las 11:00.

Velorio colectivo en el Ejército

Antes de que cada familia realice las honras fúnebres en los lugares de origen de los militares, hubo una misa con la que la institución despidió a los héroes. Los familiares recibieron un documento de condolencias. Hasta la Escuela Militar Eloy Alfaro los ministros de Defensa, Gian Carlo Loffredo, del Interior, John Reimberg, y la canciller Gabriela Sommerfeld llegaron para acompañar el acto. 

También estuvieron presentes Ivonne Núñez, ministra de trabajo, Harold Burbano, ministro de Inclusión Social, y otras autoridades. “Rendimos homenaje a 11 valerosos soldados que con su sacrificio nos enseñaron el verdadero valor de la lealtad”, dijo Edwin Fernando Adatty, comandante del Ejército Ecuatoriano.

En una breve intervención, Loffredo dijo que “el ataque que sufrimos no fue contra 11 miembros del Ejército, fue contra el Ecuador. El dolor que sentimos debe recordarnos que esta guerra continúa y solo unidos podemos vencer”.

Aseguró, además, que las familias no están solas. “El Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas van a darles todo el apoyo necesario. Vivienda, estudios y salud no les faltarán”, aseveró.

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