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En casa. Se llama Peluca, por su particular mostacho. Su raza es desconocida en un barrio del suburbio.(Christian Vinueza / Extra)

Ni sarnoso ni feo, un perro patrimonial

Para muchos guayaquileños, son animales vagabundos. El perro sin pelos es una raza histórica. En la urbe hay varios ejemplares.

Lo mínimo que le puede ocurrir cuando Peluca se pasea por su barrio es que le tiren agua. Todo porque, “pobrecita, a la bella” la han confundido con algún perro sarnoso y vagabundo.

Pero eso solo sucede cuando deja las cuatro paredes de la casa donde vive su dueña, en un callejón del sector de Portete y la 11. Ahí dentro, con todo y su aspecto, una delgadez que parece extrema, con orejas caídas y toda su piel con la textura de los elefantes, tiene derecho a su propia franela donde dormir, un platito en el que come solo pepas finas y los cuidados que se merece al ser considerada, según su dueña, “la perrita más bonita del mundo”.

En todo caso, Katherine Herrera Cedeño es una de las pocas familias guayaquileñas que tiene como mascota a un tipo de perro cuya raza el Perú declaró el 2001 un Patrimonio de la Nación y que el año pasado el prestigioso diario estadounidense The New York Times describió “tan importante como Machu Picchu” y la calificó de un verdadero “tesoro vivo”.

Bueno pues, Peluca no es otra cosa para los peruanos que una especie de cerámica que se mueve en cuatro patas. Es de la raza de ‘perro sin pelo del Perú’. Son primitivos, porque se asegura que el hombre no ha experimentado con cruces.

Tal como en estos días luce la mascota de Katherine, así lucían sus predecesores hace 3.500 años. Así aparecen representados en cerámicas prehispánica y preinca.

Para sacarlos legalmente del país del sur, se requiere llenar cierto tipo de formularios y cumplir nueve pasos antes de que emitan el certificado de ‘Constancia de Exportación de Ejemplares de Raza Perro Sin Pelo del Perú’. Cuatro menos de los requeridos para sacar el Documento Nacional de Identidad (DNI), que es como la cédula para los ecuatorianos.

En el caso de Peluca, no se conoce su origen. Hace cerca de 23 años apareció por la casa de Neicy León su antecesora, en el sector de Chongón. “Pensé que era una perrita abandonada. Estaba preñada. Cuando parió, me di cuenta de que no estaba enferma. Los cuatro perritos tenían la misma piel. Tuve que investigar para darme cuenta de que así era su raza y que provenía del Perú”.

De la misma raza

Los de Urdesa. Martha Zamora Rendón tiene tres. Recuerda que su primer perro sin pelos lo tuvo hace 22 años. Es una enamorada de esta exótica raza.