La gota que derramó el vaso fue el crimen de Fernando Villavicencio. Este hecho sumado a las extorsiones, robos y asesinatos a cualquier hora del día, en la calle o hasta dentro de una casa, ha hecho que los ciudadanos comunes se conviertan en analistas de seguridad y den recomendaciones a los gobernantes, con el único propósito de disminuir el alto índice delictivo.

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La guayaquileña Rosa Párraga afirma que la violencia siempre ha existido, pero en la actualidad ha habido un repunte debido a que el Gobierno no le ha dado la debida atención a la sociedad. “No hay respaldo a los policías al estar menos armados que los pillos, los jueces se prestan para apoyar al delincuente, me da pena mi país”, expresa.

Luvin Reyes, oriundo de Esmeraldas, sostiene que el presidente elegido en las próximas elecciones deberá “amarrarse los pantalones” y hacerle frente a los opositores políticos. “Tomemos el ejemplo de El Salvador. En Ecuador ya no se puede ni trabajar, a las 17:00 corremos a nuestras casas por miedo. Nos mata otra pandemia que es la delincuencia”.

Las ocho décadas de vida del durandeño Luis Grijalva Lavayen le han permitido conocer de cerca varias realidades del país. Sin embargo, lo que ocurre en la actualidad le hace pensar que la única opción que tienen sus hijos y nietos para sobrevivir es abandonar Ecuador. 

“Ahora muchos nos avergonzamos de ser ecuatorianos, hay policías, militares, jueces y fiscales involucrados en corrupción, entonces qué le podremos exigir a la ciudadanía”.

Otro ciudadano como Leonidas Flores manifestó que es terrible lo que ocurre en el país.  "Estamos igual que cuando vivía Pablo Escobar en Colombia. No hay nada que aliente a la ciudadanía, todos corremos peligro”.

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