Así puedes desalojar el plástico de tus consumos

El plástico en las repisas, las cajoneras y cualquier empaque. Plástico hay para largo, pero lo que hay que moderar son sus consumos. En eso están de acuerdo Victoria Chiriboga y Andrea Sánchez, dos ecuatorianas que aportan con prácticas amigables hacia el medio ambiente.

El primer desquite contra nuestros hábitos que propone Chiriboga como ecologista y Sánchez como diseñadora es reducir la cantidad de plástico diario, de ahí que el objetivo uno sean los sorbetes.

The Green Jump es el salto que dio Andrea Sánchez al importar alternativas metálicas de sorbetes, crearles un estuche de tela y el limpiador respectivo para que a nadie le de un ‘ataque’ de asco por la reutilización.

¿Recomendaciones útiles?

El chip verde no es obligatorio, pero se pueden dar pequeños pasos que con el tiempo se amplifiquen. Estas son las sugerencias que a Andrea y Victoria les ha servido:

Hay que comenzar a rechazar; ya sea en la farmacia si vas por una pastilla o al súper cuando compras una sola cosa. La gente está entrenada para dar fundas.

- Dejar el uso de los sorbetes. Lo tienes 10 minutos y se quedan 200 años en el planeta.

- Hacer listas: qué compro, cómo consumo, qué empaques tiene lo que compro, qué puedo reducir.

- Llevar siempre un cubierto y tenedor, además del infaltable termo para el agua, por caso salga un imprevisto y así no acudir a los utensilios plásticos.

- Un desarme plástico

Eso de ir diciéndole no al plástico, cada vez un poquito más, es una iniciativa global: la fundación Green Peace difunde cifras preocupantes, como que una botella de plástico tarda 500 años en descomponerse.

La creación del movimiento #breakfreefromplastic, que sobre todo se empeña en prevenir la rutina de desperdicios desechables, ha emprendido también una cruzada mundial.

En ese contexto las propuestas nacionales no se quedan atrás y se unen al control del plástico innecesario: Victoria creó su blog personal a través de Upcycle Mind de donde ahora se desprende la comunidad Zero Waste Ecuador; ella brinda consultorías en temas ambientales y talleres. Asegura que el interés y la empatía con el ambiente crece.

¿Qué cómo llegó hasta aquí? Dos datos sobre la ‘realidad plástica’ que nos rodea le dio el empujón:

Los plásticos no son biodegrables (por más que publiciten que sí) porque son derivados del petróleo.

En los últimos 10 años se ha consumido más plástico que en los anteriores 100 que lleva existiendo.

Es por eso que Andrea cree que desde “cada profesión se puede buscar la forma de ejercer un cambio”. El beneficiado final es el ecosistema y en esa búsqueda, The Green Jump se alista para el siguiente salto: las etiquetas plantables.

Como aquí el objetivo es generar menos basura, Andrea explica su nuevo aporte: “Es una etiqueta que viene en un papel especial, viene con semillas, la remojas y la plantas”. El resultado serán sorbetes metálicos distribuyéndose con futuras matas de albahaca.

La misión que promueven ambas mujeres se podría resumir en ser un ‘espantaplástico’ y vivir mejor. ¿Los perjudicados en caso de no hacerlo? En gran parte a los océanos y sus huéspedes marinos.

Este video de una tortuga, a la que le extraen un sorbete de una de sus fosas nasales es una presentación del problema.