“Pobrecito, mataron al negrito. Qué pena, recién estaba queriendo hacer amigos”, eran frases que se escuchaban entre los curiosos que se aglomeraron en los alrededores de las canchas de la ciudadela Tomás Acuña, al norte de Milagro, provincia del Guayas, para observar el cuerpo sin vida de un hombre que fue asesinado de varios balazos.

En ese populoso sector nadie conocía la identidad del fallecido. Solo se informó a los agentes policiales que en el poco tiempo que varios moradores lo trataron lo llamaban Azulito. Pero de su procedencia, familiares o cuentas pendientes con la justicia, nadie sabía nada.

Azulito llegó la noche del sábado 17 de octubre de 2020, hasta una vivienda a degustar de un plato de comida. Estaba sentado en la parte externa de la casa, donde venden alimentos durante la noche, cuando de un momento a otro fue sorprendido por dos sujetos que se movilizaban en una moto.

En menos de un minuto los pistoleros abrieron fuego contra el desconocido que no supera los 30 años y lo hirieron de gravedad. Él, aún con vida, corrió unos tres metros con la intención de refugiarse dentro del inmueble donde merendaba, pero los proyectiles habían comprometido órganos vitales, se desplomó y murió en el acto.

Sobre las causas de este asesinato, bajo la modalidad de sicariato, poco o nada es lo que conocen las autoridades, pues la víctima no portaba documentación que sirva para buscar en la base de datos algún registro o antecedente policial. (ML)