Ángel Quevedo hace un viaje de prueba en el metro de Quito. Cuenta a EXTRA que necesita optimizar los tiempos para llegar a sus entrenamientos de atletismo y baloncesto. Con 63 años, Ángel es un deportista activo y ha participado en varios torneos internacionales.

No va solo, su hermano empuja la silla de ruedas. “Creo que se puede mejorar el servicio porque no le atendieron bien a él”, reclama el atleta.

Por sus participaciones internacionales ha conocido otros sistemas de transporte en el mundo, como el de Nueva York. Cree que los quiteños todavía están en etapa de aprendizaje, tanto como usuarios como operadores.

Su camino se detiene por momentos en la parada de Quitumbe, en el sur, pues los demás usuarios caminan muy rápido, casi corriendo. Hasta que un hombre con chaleco naranja dice: “No se puede correr aquí”.

“Salí temprano de mi casa en Huarcay (sur de Quito) para ir hasta La Carolina (en el norte)”, cuenta. El barrio donde reside no está cerca del Metro de Quito, le toma unos 20 minutos llegar en bus.

De todas formas, calcula que el nuevo sistema de transporte le ahorra, por lo menos, una hora y media de viaje hasta sus lugares de entrenamiento. “También me parece muy lindo que haya ascensores para personas como yo. Ya no hay pretexto para no entrenar”, bromea.

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