Zoila Montes, su hija y sus dos nietos están vivos de milagro. El aguacero que cayó la noche del pasado lunes sobre Guayaquil provocó que una pared de su casa, en la urbanización Beata Mercedes Molina, colapsara y que el agua acumulada en el terreno adyacente entrara a su vivienda y como consecuencia flotaran sus enseres y hasta ellos.

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La adulta mayor describe lo ocurrido como una pesadilla, pues todo sucedió una hora después de que comenzara a llover. Ella y sus parientes se disponían a dormir cuando escucharon un estruendo y, antes de que pudieran reaccionar, su inmueble se transformó en un río y el agua les llegaba al cuello. La señora, para no ser arrastrada por la corriente, se agarró del pasamanos de la escalera

“Mi hija, quien es el único sustento de la casa, quedó atrapada en el baño, no podía salir, se estaba ahogando. Mis dos nietos, de 18 y 14 años, estaban desesperados, pedían auxilio a los vecinos para que nos ayudaran a salir”, recuerda la mujer, aún angustiada.

Con la colaboración de moradores, esta familia guayaquileña, que desde hace 17 años reside en esta urbanización del kilómetro 16,5 de la vía a Daule, logró salir de la vivienda.

Mercedes Garofalo también fue perjudicada por la lluvia. Ella recuerda que a la hora de la desgracia de sus vecinos, estaba con sus dos hijos, quienes en ese momento le ayudaban a sacar el agua que también había entrado a su domicilio. Fue en ese instante que escucharon los gritos que provenían de la casa al frente. Pese al fuerte aguacero, salieron a ver qué ocurría y se dieron cuenta que la familia de Zoila Montes y sus enseres flotaban.

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“Nunca nos imaginamos que algo de esa magnitud podía ocurrir, por poco todos se ahogan. Con la ayuda de otros moradores tumbamos la puerta y los sacamos. Los muebles y otros enseres tapaban la entrada, estaban atrapados”, cuenta Mercedes, quien reside en la manzana 62, donde a más de su casa, otras también resultaron afectadas por el agua.

Tras ser rescatados, Zoila y sus seres queridos pasaron parte de la madrugada en la vivienda de un familiar. El aguacero los dejó sin nada.

En el sector de Villa Bonita (noroeste), desgracias como lo ocurrido en la Beata Mercedes Molina no son ajenas para sus habitantes en cada invierno. El agua proveniente de otros sectores entra a sus casas y dañan sus electrodomésticos.

Estenia Litardo, quien desde hace más de dos años reside en esta zona, menciona que cada vez que llueve, para ella y sus familiares es imposible conciliar el sueño. “Estamos pendientes de que no se moje nada, el agua que viene de los sectores que están a nuestro alrededor nos llega a la rodilla”, sostiene.

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