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Diario Extra Ecuador

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Nadie creyó en sus amenazas sangrientas

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Adel Kermiche, uno de los yihadistas que degolló el martes pasado a un cura en una iglesia en Francia, era un joven francés de 19 años con trastornos de conducta, obsesionado con Siria.

Nació en Normandía, noroeste de Francia, donde tuvo lugar el ataque. Según sus vecinos y allegados, viene de una familia numerosa, sin problemas.

Sus allegados habían señalado su radicalización y se preocupaba por el camino que estaba tomando este joven, según un representante musulmán.

El diario francés Le Monde indicó que Kemiche fue seguido por un psicólogo desde los seis años y, en su adolescencia, estuvo varias veces hospitalizado, incluyendo 15 días en una unidad psiquiátrica.

Descrito como un “niño hiperactivo”, fue excluido de la escuela a los 12 años por “problemas de comportamiento”. Kermiche era una verdadera “bomba de tiempo”, según un joven de su barrio, citado por el diario Le Parisien. “Hablaba del islam, decía que iba a hacer cosas como ésta (...) Pero no le creí, decía muchas cosas”, contó un adolescente a la radio RTL. El muchacho añadió que le “lavaron el cerebro”.

Kermiche vivía con sus padres en una pequeña casa ubicada a menos de dos kilómetros de la iglesia en donde, junto a otro atacante, tomó seis rehenes durante una misa, antes de degollar a un cura y herir a un feligrés.

FICHADO

El joven llevaba un brazalete electrónico ya que, aunque nunca fue condenado, estaba fichado por los servicios antiterroristas desde 2015 y fue inculpado en marzo y mayo de 2016 por haber intentado viajar a Siria.

“Solo hablaba de Siria y de su sueño de matar soldados” de Bashar al Asad, contó el mismo joven al diario Le Parisien.

Después de su primer intento de viajar a Siria, en marzo de 2015, fue detenido en Alemania y devuelto a Francia. “Regresó al barrio y presumía” sobre esto, dijo Mohamed, un vecino.

Probó suerte mes y medio después, pero fue detenido en Turquía y expulsado a Francia, donde lo inculparon por asociación delictiva y puesto en prisión preventiva.

Posteriormente, quedó bajo arresto domiciliario con un brazalete electrónico. Tenía derecho a salir entre las 08:30 y las 12:30 del lunes a viernes, de 14:00 a 18:00 los fines de semana. Y fue durante sus horas de salida cuando se produjo el ataque.

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