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El drama de Kristin: Sus papás la abandonaron, no tiene qué comer y un carro la atropelló

Su familia incluso se quedó sin servicio de agua y luz por la extrema pobreza en la que viven. Conozca cómo puede colaborar.

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Kristin convive con su lesión y no pierde la esperanza de convertirse en abogada.ANGELO CHAMBA

Kristin, de 9 años, juega a maquillar un globo. Con un esmalte le dibuja cabello y ojos. Sonríe, a pesar de que en su pierna derecha lleva un aparato metálico incrustado en el hueso.  Sin embargo, ni ella ni su familia han desayunado porque la vecina que les vendía agua no está. “A veces nos regala también, pero le hemos llamado y van varios días que no está”, dice Amelia Jaque, abuela de Kristin.

La situación se complicó el 2 de febrero cuando un automotor atropelló a la pequeña a unas calles de su casa ubicada en Puengasí, sur de Quito. “Salimos a comprar unas salchichas y solo escuché un estruendo”, cuenta Amelia.

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Se trataba de su nieta, quien aún tenía el pie bajo la llanta. “No lo podía creer, el conductor me dijo que no era su culpa, sino de la niña”, agrega. Producto del siniestro, Kristin tuvo una fractura expuesta y uno de sus dedos del pie quedó sin movilidad.

Ha tenido dos cirugías del hueso y una cirugía plástica, pues fue necesario ponerle un injerto. Procedimientos dolorosos que se suman al abandono de sus padres. “El papá se fue hace cinco años, la mamá hace cinco meses”, contó Luis Jaque, tío abuelo de la pequeña.

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Luis muestra los exámenes y radiografías de la pequeña.ANGELO CHAMBA

EXTREMA POBREZA

El predio en el que viven les fue donado hace unos diez años. Allí hay una casucha que cuando llueve se inunda debido a las goteras. Kristin descansa en una cama con colchón, pero sin sábanas y por ahora no asiste a clases por su dificultad para movilizarse. “No ha dejado la escuela, pero solo le mandan tareas, no recibe clases”, cuenta Luis.

Por eso teme que además de la dolorosa experiencia la pequeña no tenga un buen nivel académico. “Uno aprende cuando le explican y nosotros tampoco somos estudiados”, lamenta. En meses pasados llegaron funcionarios del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) para censar la vivienda. “Nuestra situación fue catalogada como de extrema pobreza aun antes del accidente”, explica Amelia.

Esto porque no gozan ni de los servicios básicos. Los medidores de agua y luz les fueron retirados por falta de pago. “Debemos entre 900 y 1.200 dólares de cada uno. Para nosotros es imposible pagar”, cuenta Luis.

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Todos los enseres de la casa de los Jaque son donados.ANGELO CHAMBA

Luis tiene 60 años y labora como albañil, pero por su edad ya no tiene trabajo seguido. Ha pasado meses esperando por alguna ‘chaucha’. Con Amelia, 51 años, sucede lo mismo, ella limpia casas de forma esporádica. Además, tiene una discapacidad visual del 62 %.

LENTITUD

Los médicos han dicho a los cuidadores de la pequeña que su recuperación es muy lenta. “Luego de estos meses ya debió pegarse el hueso fracturado y nada”, dice Luis. Lo atribuyen a la falta de alimentación, pues no tienen las posibilidades de comprar alimentos balanceados o carnes que son necesarios tanto para el crecimiento como para la curación de Kristin.

Eso no es todo, el responsable de esta tragedia fue detenido, pero salió libre porque se determinó, según la familia, que las lesiones de la niña no eran graves. Por lo tanto, tampoco han recibido alguna compensación. “No hemos podido seguir con el proceso judicial porque encima no tenemos su tutela legal”, lamenta Amelia.

Toda una odisea que temen deje con afectaciones permanentes a Kristin, quien tiene un sueño: ser abogada.