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La niña fallecida no estaba inscrita
Familiares debieron inscribirla en el registro civil para poder retirar el cuerpo de la infante. La casa siniestrada era herencia de su abuelo.
Un año después, el desconsuelo por la muerte de un ser querido vuelve a atormentar el corazón de Mirella Andreína Caicedo Quiñónez. Esta vez la pena es aún mayor, porque la razón de su pesar es la muerte de Adriana, su hijita de tres años.
La niña falleció calcinada la tarde del martes, luego de que un incendio consumiera la casa donde habitaba junto a su mamá y su hermana mayor. El fuego se habría originado por un cortocircuito.
Las llamas no solo acabaron con la humilde casita de caña, donde habitaban Mirella y sus dos niñas, sino también con cuatro viviendas más, en la Cooperativa Trinidad de Dios, en el noroeste de Guayaquil.
La mañana del 6 de junio el dolor de la progenitora, quien se gana la vida vendiendo cocos en las calles del centro de la ciudad, era evidente. Acompañada de familiares observaba cómo maquinarias del Municipio de Guayaquil y de la Prefectura del Guayas realizaban la remoción de escombros.
Sin embargo, la angustia se apoderó de la joven de 23 años, quien se desvaneció. Fue socorrida y ubicada en un sector apartado, para ser atendida. Una vecina le brindó un vaso de agua, mientras que personal del Ministerio de Salud Pública le prestaba los primeros auxilios.
Con pesar, Mirella contó que su niña, a quien de cariño su abuelo fallecido hace un año le decía Tuti, no estaba inscrita en el Registro Civil, porque su papá las abandonó cuando ella estaba embarazada.
La señora recordó que aquella tarde salió de su casa para retirar a su hija de siete años de la escuela. La infante quedó al cuidado de un pariente que habitaba en la casa de al lado. Sin embargo, no alcanzó a llegar hasta el plantel, “porque cuando subía la loma unos vecinos me gritaban ‘incendio, incendio’. Nunca imaginé que fuera mi casa, hasta que me dijeron ‘corra, que es su vivienda’ con otras más”, relató entre lágrimas la desconsolada madre.
Su tía Pamela Bravo la acompañó a realizar los trámites para poder registrar a la pequeña y luego para retirar el cuerpo que hasta pasado el mediodía de ayer aún permanecía en el Laboratorio de Criminalística.
La niña es velada en la casa de una tía, a dos cuadras de donde ocurrió el incendio. Su cuerpecito reposa en un cofre blanco, donde Mirella deposita las lágrimas por el dolor que le provoca su partida. “Mi sobrina ya no desea volver a aquel lugar, todo le recuerda a su niña fallecida”, expresó la allegada.
Bravo resaltó la ayuda que recibió la familia por parte de entidades públicas para cubrir los gastos funerarios.
Damnificados
Se comprometen a reconstruir las casas
Al igual que Mirella, otras cinco familias también se quedaron sin hogar. Juan Ramírez, director de Gestión de Riesgo del Municipio de Guayaquil, explicó que 12 adultos y cuatro menores de edad fueron los damnificados del incendio. Además, el siniestro dejó el saldo de una niña fallecida.
El funcionario agregó que luego de la remoción de escombros, en el lugar se levantarán nuevos inmuebles.
En su cuenta de Twitter el prefecto del Guayas, Jimmy Jairala, indicó: “Comenzamos a instalar las cinco casas de Hogar de Cristo en los lotes de las familias que lo perdieron todo”.
Pilas con esto
-Afectadas
De las cinco viviendas destruidas, cuatro eran de caña y una de cemento.
-Tres años
Mirella Caicedo tenía tres años habitando en la casa siniestrada, la cual era una herencia de su abuelo.