El miedo se ha instalado desde hace más de un mes en el personal médico de una casa de salud ubicada en el sur de Guayaquil. Al menos seis profesionales han sido víctimas de constantes amenazas y extorsiones por parte de presuntos integrantes de una organización delictiva, que asegura tener información detallada sobre sus vidas personales y laborales.

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Comenzaron a enviar mensajes a sus teléfonos

Uno de los galenos, que decidió hacer pública su denuncia, relató que todo comenzó hace aproximadamente un mes, luego de que se realizara una socialización interna en el hospital. Desde entonces, los extorsionadores comenzaron a enviar mensajes a sus teléfonos celulares, en los que demuestran conocer datos sensibles como sus nombres completos, números de cédula, RUC y montos aproximados de sus ingresos.

“Buenos días (nombres y apellidos del médico) te saluda La Mafia. Necesitamos una colaboración de 5.000 dólares por el bien tuyo y de tu familia. Te tenemos plenamente ubicado, sabemos todo de ti. No quiero mandarte una bala a tu casa ni secuestrarte, porque sé que vas a colaborar. No seas tonto, si nos bloqueas, va a ser peor para ti. Solo tienes que colaborar. Dinos con cuánto estás dispuesto a ayudar. Hazlo para que puedas seguir respirando aire. Comunícate de inmediato. Atentamente, La Mafia”, dice uno de los mensajes recibidos.

Le dan un plazo de 24 horas para cumplir con el pago

A otro médico le exigen una “colaboración” de 10.000 dólares, alegando que conocen su cargo dentro del hospital y sus movimientos. Le dan un plazo de 24 horas para cumplir con el pago, advirtiéndole que es su “última oportunidad”.

“Han sido al menos diez mensajes con amenazas directas. No sabemos exactamente quiénes son, pero esto ya no se puede seguir callando. No quiero terminar como el administrador del hospital Teodoro Maldonado, que fue secuestrado y hasta ahora no aparece. Tengo más de 15 años de carrera, haciendo lo que más amo, que es ser médico. Tengo nombramiento, no me quiero esconder más”, expresó el profesional, que accedió a hablar bajo reserva de su nombre.

El médico explicó que ya han elevado las denuncias correspondientes ante el Ministerio de Salud, pero, hasta el momento, no han recibido ninguna respuesta ni protección.

“Estoy cansado. He decidido dar la cara. A mí me piden 5.000 dólares, a otros compañeros les piden 10.000. Esto no puede seguir así. Solo queremos trabajar en paz y salvar vidas, no vivir bajo amenaza”, manifestó con firmeza.

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