Después de más de dos años de obras, retrasos y molestias para los habitantes del norte de Guayaquil, finalmente se inauguró la nueva avenida Teodoro Alvarado Oleas, una arteria vial clave que promete descongestionar el tránsito en una de las zonas más críticas de la ciudad.

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La apertura oficial se realizó este lunes 4 de agosto, en un acto encabezado por el alcalde Aquiles Álvarez, quien aseguró que la vía representa un paso importante hacia la mejora de la movilidad urbana. Con una inversión de 5,3 millones de dólares, la obra se extiende por 2,2 kilómetros y conecta directamente la vía a Daule (km 8½) con la avenida Francisco de Orellana, dos ejes viales altamente transitados.

¿Qué beneficios ofrece la nueva vía para la ciudad?

La avenida cuenta con tres carriles por sentido, lo que permitirá el paso de hasta 12.000 vehículos diarios en cada dirección. Según el Municipio, esta infraestructura beneficiará directamente a más de 30.000 habitantes de cooperativas ubicadas en el área de influencia, además de mejorar los tiempos de traslado para quienes se movilizan desde y hacia el noroeste de Guayaquil.

Además de mejorar la circulación vehicular, la obra incluye:

• Aceras peatonales nuevas
• Colectores pluviales y sumideros
• Ductos para aguas lluvias (para evitar inundaciones)
• Espacios de parqueo
• Señalización vertical y horizontal en proceso
• Arborización y adecuaciones menores en marcha

Las rutas de transporte urbano 84, 92 y el circuito exprés 02 han retomado sus recorridos habituales por esta vía, lo que también representa un alivio para quienes dependen del transporte público.

¿Por qué tardó tanto en completarse esta obra?

Aunque la construcción se inició en junio de 2023, se extendió durante 25 meses, debido a retrasos administrativos, suspensiones de contrato y un abandono de la obra durante la gestión anterior. Este escenario generó inconformidad en la comunidad local, que durante ese tiempo debió lidiar con calles intransitables, polvo constante y caídas en la actividad comercial.

El alcalde Álvarez reconoció las demoras heredadas, pero aseguró que la obra era una prioridad para su administración: “Hoy es una realidad que ayuda a descongestionar el tráfico y mejora la movilidad”.

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