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¿Qué fue de la vida del mago ecuatoriano ‘Olmedini’?
El mago ecuatoriano Olmedo Rentería, también conocido como ‘Olmedini, El Mago’, reside desde hace 30 años en New York, donde, pese a que perdió la visión, continúa deleitando al público con su arte en los subterráneos de la Gran Manzana.

El mago ecuatoriano Olmedo Rentería, también conocido como Olmedini El Mago, reside desde hace 30 años en New York, donde, pese a que perdió la visión, continúa deleitando al público con su arte en los subterráneos de la Gran Manzana.
Muchos en Ecuador aún lo recuerdan como la figura máxima del ilusionismo. Otros, tal vez crean que ya murió. Pero no. El mago ecuatoriano Olmedo Rentería, también conocido como ‘Olmedini, El Mago’, reside desde hace 30 años en New York, donde, pese a que perdió la visión, continúa deleitando al público con su arte en los subterráneos de la Gran Manzana.
Después de décadas de actuar en la televisión en Ecuador, el reconocido mago, de 78 años, muestra su talento a las audiencias que viajan en el metro de la ciudad.
El lente del fotógrafo guatemalteco Jaime Permuth lo descubrió y publicó su historia gráfica en el diario The New York Times.
Permuth nunca olvidó el día, hace 20 años, cuando lo conoció en el metro. ‘Olmedini, El Mago’, pasó de la pobreza a la fama en su Ecuador natal antes de dejar su huella en la ciudad de Nueva York, hace 30 años.
La rutina que vio el periodista gráfico en aquel tiempo fue imborrable: Olmedini silbó el Quinto de Beethoven mientras convertía trapos grises en coloridas serpentinas, hacía aparecer un conejo regordete de una caja aparentemente vacía, lanzó una jaula al aire y la hizo desaparecer. “Hice clic con él como si estuviera en casa”, recordó Permuth.
El año pasado se dispuso encontrar al mago, a quien localizó a través de las redes sociales. “¿Usted es Olmedini?”, preguntó cuando se encontraron cara a cara. “Se quedó callado y luego dijo: “A tu servicio”. Era una voz tan antigua que venía de otro lugar y tiempo”, contó el fotógrafo.
Después de que un golpe lo dejó ciego hace 10 años, Olmedini comenzó a trabajar en los trenes con un asistente. Para otros ecuatorianos que se encuentran con él, es un vínculo bienvenido a su infancia, cuando el mago aparecía en circos internacionales, en programas de televisión y era parte de jurados en concursos de belleza.
“Era un mago fabuloso en casa. Abrió para (el grupo musical) Menudo una vez. Era una celebridad. Es una figura tan romántica y pasada de moda. Cuando lo miro, pienso en Don Quijote. A pesar de que tiene 78 años, todavía cree que puede hacerlo en la ciudad de Nueva York. Se levanta cada mañana y lucha contra su molino de viento”, rememoró.
El New York Times cita que Olmedini trabaja en el metro durante cuatro horas, ya sea entre las calles 59 y 125 en un tren expreso, o viaja de ida y vuelta entre Grand Central y Times Square en el tren 7.
Los domingos, el artista se toma un día libre del trabajo para estudiar inglés básico en el Consulado de Ecuador en Queens. Quien visita su casa puede apreciar, en la sala, los recortes de periódicos enmarcados que relatan lo más destacado de su carrera en la magia.
Nació en Ecuador en 1940. Sobrevivió a un derrame cerebral y perdió la visión en ambos ojos; sin embargo, sigue trabajando en la capital del mundo donde día a día continúa asombrando a público con su magia e ilusionismo. CCQ