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Guayaquil, el mejor lugar para el parapente
Si les preguntan por qué vuelan las palabras se quedan estancadas en su garganta, sin embargo, la emoción y la adrenalina de sus recuerdos se nota en su mirada.
Los parapentistas no madrugan para llegar a su lugar de partida, por el contario, ellos esperan a que el sol esté en su punto más alto para conseguir un mejor vuelo. Aunque muchos no lo sepan, Guayaquil es el mejor lugar para volar en parapente del país. Ivanov Granja, parapentista experimentado, explica que La Perla del Pacífico presenta corrientes de aire caliente – llamadas térmicas- que ayudan a ganar altura y distancia en el vuelo.
El camino a la punta del cerro Bototillo – en Guayaquil- no es nada fácil, hasta los autos 4x4 se mecen en las estrechas curvas de la montaña antes de llegar a la cima. Una vez en la cúspide el tiempo se debe aprovechar. Las pesadas mochilas se bajan una a una, los equipos pueden llegar a pesar hasta 30 kilos dependiendo de la talla del piloto.
Entre risas, música y mucha adrenalina Carlos Melendres, Ricard Villacis y Juan Carlos Morán se reunieron con otros deportistas para el último día del Campeonato Nacional de Parapente, donde más de 40 pilotos nacionales y extranjeros se dieron cita.
Luego de preparar el equipo, el comité de vuelo suele definir la ruta a seguir, en este punto el lenguaje se vuelve exclusivo de aquellos expertos en parapente. Todos van por el ‘gol’, como ellos llaman a la meta, pero quizás no todos terminen el recorrido.
Juan Carlos Morán, quien ostenta el récord de distancia en el país (13 kilómetros), sostiene que muchos factores influyen antes de elegir el parapente como un deporte definitivo. “No es un deporte muy común y tampoco es fácil, necesitas el equipo, hacer un curso y tener la montaña, además demanda mucho tiempo”, reflexiona el número uno del país según el ranking de la Federación Aeronáutica Nacional.
Después de unos cuantos bocadillos, mucho protector solar, y calibrar los equipos llegó la hora de volar.
Los atuendos se tornan extraños, si antes su atuendo consistía en una sencilla camiseta y un pantalón corto, ahora están totalmente cubiertos. Mangas, pantalones largos, cascos, gafas y cubre bocas son las armaduras que los acompañarán en su recorrido.
De tres en tres van colocándose en la zona de despegue, algunos no demoran mucho en hacerlo, salen y emprenden vuelo rápidamente. A otros por el contrario, se les dificulta la salida pero nada los detiene mucho tiempo.
Mientras ellos vuelan, las personas que se quedan en tierra también están corriendo, y es que los equipos de rescate deben seguirlos y estar atentos a los lugares donde podrían aterrizar, sin duda una labor muy necesaria.
La única mujer del día
El acento colombiano de Claudia Peña se distingue de los otros, y no solo eso, ella se sorprendió por no encontrar muchas mujeres en la jornada. Ella recalca que en su país siempre se encuentran mujeres parapentistas pero le sorprendió no encontrar tantas en Ecuador.
Unas cuantas estaban presentes pero en esa ocasión no volaron.
Peña manifestó que siempre tuvo la inquietud de conocer el lugar de vuelo en Guayaquil porque muchos de sus compatriotas ya habían venido. “Dicen que es muy buen lugar para volar y que da para hacer buena distancia”, manifestó la parapentista.
El día perfecto para volar
Para estos deportistas el día perfecto consiste en un sol resplandeciente y poco viento. El sol calienta el suelo y provoca térmicas (columnas de aires caliente) así los parapentistas pueden ganar atura trasladándose de térmica en térmica.
Si el día está nublado si suelen producirse térmicas pero no son tan fuertes y no les permite avanzar muy lejos. En la Sierra es otra historia, ahí el viento es demasiado fuerte en verano y se dificulta el vuelo.
Pero si lo que buscas es aprender este deporte, no hay mejor opción que la playa. La brisa marina constante permite un vuelo pacífico y relajado, niños desde los 12 años pueden empezar su aprendizaje.