La cuenta regresiva comenzó. José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, líder del grupo criminal Los Choneros, ya enfrenta un proceso de extradición solicitado por el Gobierno de Estados Unidos. El pedido fue recibido oficialmente el martes 8 de julio de 2025 por la Corte Nacional de Justicia del Ecuador, a través de los canales diplomáticos habilitados por la Cancillería.

El trámite se realizará bajo la figura de extradición pasiva, correspondiente a cuando otro país solicita la entrega de un ciudadano ecuatoriano.

El documento, remitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, fue entregado al presidente encargado de la Corte Nacional de Justicia, José Suing Nagua, autoridad central en materia de extradición, según lo establece el artículo 199.3 del Código Orgánico de la Función Judicial.

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Según información preliminar, la primera audiencia del proceso se llevaría a cabo este viernes 11 de julio de 2025 a las 15:00, un hito clave dentro de este expediente.

¿Campaña de comunicación del Gobierno por la extradición de Fito?

Para el analista político Mauricio Alarcón, el hecho de que ya exista un pedido formal desde Estados Unidos es una señal positiva para el Estado de derecho, pero aclara que no significa una ejecución inmediata. “Esto no implica subirlo a un avión y despacharlo. Hay un proceso que se tiene que seguir dentro del país. No es un proceso que demore días, probablemente demore unos cuantos meses”, advierte.

Alarcón considera que ese tiempo será utilizado políticamente por el régimen. “Como ya lo hemos visto, el Gobierno aprovechará para posicionarlo como un acierto y un éxito el haber logrado, a través de la consulta popular, que la extradición de ecuatorianos sea viable. Entonces, creo que buscará la forma de usar el caso de Fito como un caso de éxito”, analiza.

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Incluso anticipa que este caso podría marcar un antes y un después en la comunicación institucional. “Veremos mucha comunicación, incluso con espectacularidad, hasta el día en que se lo trepe a un avión y se lo mande definitivamente a Estados Unidos. Creo que, en este caso, podríamos estar frente a una comunicación como la que, en su momento, hubo con la extradición del Chapo Guzmán, si queremos encontrar alguna similitud”, compara.

Parte de esa proyección política y comunicacional empezó a evidenciarse poco después de difundirse el comunicado de la Corte. En la red social X (antes Twitter), el ministro del Interior, John Reimberg, replicó la noticia acompañada de un mensaje enfático: “Como lo ofrecimos, cumplimos. Hoy, gracias a un marco legal que lo permite, y la buena relación de este Gobierno con los Estados Unidos, hemos recibido formalmente el pedido de extradición de José Adolfo Macías, alias Fito. El crimen organizado ya no tiene aliados ni escondites. Vamos a terminar lo que empezamos, hasta decir: buen viaje Fito”.

“Barbas en remojo” por lo que pudiera decir alias Fito

Desde una visión operativa y de inteligencia, el exoficial Kléber Carrión, quien colaboró en el pasado con agencias estadounidenses, enfatiza que el caso Fito tiene múltiples aristas que deben ser analizadas con detenimiento.

La primera es su seguridad. “Hay que cuidarlo, tanto aquí como allá. Hay que cuidarlo para la extradición, por lo que representa y por la información que tiene”, afirma.

En segundo lugar, alerta que el cambio de estatus legal que tendrá Fito en EE. UU., sumado a las duras penas que enfrentaría (posiblemente cadena perpetua), podría motivarlo a colaborar con la justicia estadounidense.

“Eso lo va a obligar a negociar. Ya ha habido casos análogos que han hecho historia, donde las personas que llegan allá (EE. UU.) comienzan a delatar ciertas circunstancias que pasaban acá”, pronosticó.

Esto lleva a un tercer punto: la clase política. “Pongan las barbas en remojo los políticos que lo vieron o tuvieron alguna vinculación con este señor”, dice Carrión. En su análisis, si Fito decide hablar en Estados Unidos, podrían salir a la luz vínculos entre el narcotráfico y ciertos actores del poder. “Podría repercutir si él dice algo acerca de las vinculaciones políticas que tiene y cómo está el narcotráfico vinculado en la política”, indica.

Una cuarta observación se refiere al impacto en la estructura de Los Choneros. “¿Qué sería si muere este tipo aquí? Sería la muerte total de la representación de Los Choneros. Es un asunto”. Por ello, sugiere que también se debe garantizar su seguridad ante eventuales represalias o “silenciamientos”.

Finalmente, Carrión aborda un aspecto institucional: el deteriorado sistema penitenciario ecuatoriano. “Tenemos un sistema de rehabilitación muy frágil. No hemos logrado cuidar la vida de los privados de libertad. Más de 400 o 500 personas han muerto siendo custodiadas por el Estado”, recordó, analizando además que si algo le pasa a Fito, podría afectar el proceso de extradición que enfrenta Willian Joffre Alcívar Bautista, alias Negro Willy, líder de Los Tiguerones, pues España ha puesto como condición, para enviarlo al Ecuador, que se garantice que estará a buen recaudo, donde su vida no corra peligro.

Por ese motivo, Carrión prevé que este precedente podría influir en cómo la Corte Interamericana de Derechos Humanos valore el proceso, tanto para permitir extradiciones desde Ecuador como para evaluar el sistema de garantías y protección en centros penitenciarios.

¿Alias Fito finalmente hablará en Estados Unidos?

Alias Fito, por medio de una aparente negociación con el Gobierno y una carta enviada supuestamente a la Embajada de Colombia, había mostrado su oposición a ser extraditado, alegando riesgos a su vida y persecución.

Ahora se encuentra en el centro de un proceso legal y diplomático que no solo definirá su futuro, sino que podría remecer otras esferas del poder ecuatoriano, sobre todo si decide colaborar con la justicia estadounidense para disminuir sus penas.

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