Marlene tiene 35 años y desde que era pequeña una creencia se arraigó en su vida. Cuando era niña, sus parientes le decían que cuando un perro aullaba sin razón aparente, alguien muy cercano estaba por perder la vida.

Y eso le ocurrió. A su corta edad tenía perritos en su natal Morona Santiago que, de un momento a otro, empezaron a aullar a cada momento. “Eso ya era una mala señal”, confiesa a EXTRA con cierta nostalgia.

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Luego de unos días se enteró de que un primo suyo había caído sumamente enfermo. Al poco tiempo, nuevamente recibió noticias para confesarle que aquel allegado había perdido la vida sin razón aparente.

“Existe una diferencia en los aullidos. Si el perrito lo hace de vez en cuando, no pasará nada, pero si lo hace constantemente, entonces sí se debe tener en cuenta que pasará algo malo”, asegura esta madre de familia.

Esa creencia no es ajena en el contexto ecuatoriano. Muchas personas consideran que los aullidos premonitorios de los perros son ciertos. Incluso, hay artículos periodísticos que a Marlene y a mucha gente les dan la razón.

Y a esta joven que vive en el norte de Quito le pasó nuevamente durante la pandemia de la COVID-19. Un perrito que tiene de mascota empezó a aullar frecuentemente. “Lo hacía en la mañana, al mediodía y en la noche. Eso ya me asustó”.

Sin embargo, Marlene no sabía quién de su familia podía perder la vida. Estaba asustada hasta cuando recibió la tan temida llamada: un tío suyo había contraído el mortal virus que le arrebató su existencia.

Cuando se habla de mascotas, en especial de los canes, siempre se ha escuchado del famoso sexto sentido de estos animalitos. Aunque para Harold Hernández, investigador de eventos paranormales, se trata de un desarrollo increíble del olfato de esta especie.

“Un simple ejemplo de esto son los canes antinarcóticos que detectan drogas que nosotros no podemos percibir. Además, se habla de que pueden identificar un animal en celo a kilómetros de distancia. Entonces, ¿por qué no podría ‘mirar’ a la muerte cuando está por llegar?”.

Asentado esto en la cultura, la premonición de estos animales ha sido hasta objeto de publicaciones académicas. Un ejemplo es una tesis de la Universidad Central de Ecuador titulada Comunicación y Cultura: Representaciones simbólicas del ritual funerario. Estudio de caso: “Comunidad Agato” (Otavalo-Imbabura) .

En este trabajo se topa, a ‘groso modo’ sobre la cosmovisión andina y sus presagios en torno a la muerte. Se habla sobre cómo hay gente que evita que su perro cave en la tierra, les asusta porque eso simboliza la tumba de alguien que pronto partirá. 

Un espectro a caballo: Un fantasma habría sido captado por una cámara de una finca y, según la descripción, sería en algún lugar de la provincia de Los Ríos.

En la imagen se mira, en pocos segundos, a dos perros que corren por un camino de tierra. Detrás de uno de ellos está un ente galopando un caballo, también fantasma. Los canes ladran y todo queda registrado en la cámara.

Ciclista saluda a un fantasma: Un video se hizo viral en redes sociales luego de que captara un evento extraño. Dos ciclistas en Tucumán, Argentina, entrenan en medio de un bosque, durante la oscuridad, y se topan con una mujer. La saludan y siguen su camino. Pero cuando se fijan nuevamente se dan cuenta que era un fantasma.

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