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¡La 'pipol' dice que para la 'chupa' sí alcanza!

Un club de ‘panas’ afirma que “toca beber” porque ahí no se gasta más de lo previsto, como en las legumbres. En algunas licoreras no venden tan bien y en otras sí.

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Los panas del club ‘Los Cuerpeadores’ se fueron de parrillada, cervezas y ‘whiskacho’ para olvidar la crisis política del país.Vicente Tagle

Dicen, en redes sociales, que con lo caras que están las legumbres, más barato sale armar una ‘chupa’ que una ensalada y el ‘Club de los Cuerpeadores’ lo aprueba. 

“La cervecita sale más barata”, afirma David Avilés, miembro de la agrupación, entre risas. Y explica por qué es cierto: “me como todos los días un aguacate y ahora me cuesta un dólar, mientras que la ‘biela’ que a mí me gusta la encuentro a 80 centavos al por mayor en un supermercado”.

A él lo acompañaban, la tarde del viernes pasado, Édison Morán y Jorge Bustamante, otros integrantes con los que se han reunido por más de 10 años en la 23, entre Portete y Argentina, bodega del trabajo de David y también sede del club, para ‘pegarse’ unos traguitos, hacer asados y jugar fútbol de vez en cuando.

Pero últimamente lo han hecho más seguido, ya que el paro nacional, a dos de ellos, no les ha permitido laborar porque el negocio con el que se sustentan también se ve afectado por el cierre de vías. 

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Los panas del club ‘Los Cuerpeadores’ se fueron de parrillada, cervezas y ‘whiskacho’ para olvidar la crisis política del país.Alex Lima

“Proveemos a las fábricas de la materia prima (plástico). Nosotros reciclamos y a ellos les damos listo el material para hacer sillas y más cosas. Pero como viene de la Sierra no he podido traer nada desde el primer día del paro”, explica David.

Ellos afirman que “después de todo”, con el encarecimiento de los vegetales durante estos últimos días, las personas que usualmente beben ‘guanchaca’, como unos ‘vecinos’ de otro club improvisado ubicado a unos metros, aprovechan el mínimo valor de la botella del licor artesanal y prefieren eso que invertirlo en comida.

David, el único que está casado de los tres, dice que hasta le ha tocado recortar el dinero que le daba para el recreo a sus hijas de 13 y 14 años, reforzando la idea de que todo lo relacionado a alimentación ha subido de precio y de que ‘poco o nada’ le ingresa durante estos días. 

Sin embargo, aunque la pasan ‘chévere’, se ríen y molestan también les preocupa la situación porque, poco a poco, escasean los recursos.

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También caen ventas

Por otro lado, las licoreras del suroeste de Guayaquil, aunque parezca contradictorio, también sufren los estragos de las manifestaciones a nivel del país. 

Randall Benítez, trabajador de un negocio de venta de alcohol entre las calles Rafael García Goyena y la 29, ha estado más desocupado desde la semana anterior porque las ventas bajaron un poco menos de la mitad, “en un 40 %”, especifica.

“Antes del paro la gente compraba aunque no hubiera dinero, pero en estos días sí se ha visto a muchos preocupados por la comida”, confiesa Randall y agrega que lo poco que han consumido de ese negocio no pasa de una cerveza, cigarrillos o ‘tragos’ baratos de hasta 14 o 15 dólares.

En la otra mano, a Ginger Cubillus, propietaria de otro local ubicado en las calles 25 y Augusto González, afirma que en ese sector “no hay paro”. 

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En la licorera de Ginger Cubillus no reportan bajas ventas debido al paro.Alex Lima

“Las ventas han estado normales. Estos meses son bajos porque ya han entrado a clases los estudiantes, pero no por las marchas”, explica Ginger, quien también sostiene que la ‘pipol’ sí puede gastar para beber y no para comer.

El peloteo levanta el comercio

Un campeonato de fútbol organizado en las calles Gallegos Lara, entre Alcedo y Colón, en el popular Barrio Garay, les cayó como una bendición tanto a vendedores informales de jugos, pasteles, bollos, agua y otros productos, como a los dueños de tiendas y minimarkets ubicados en la zona. Vendieron como pan caliente.

Daniela, quien atiende un local donde “lo que más sale es el licor”, cuenta que por el peloteo llegaron muchos aficionados al fútbol, que “venían a cada rato y llevaban las cervezas por six pack (de a 6) o whisky. Ahí no les importó gastar el dinero de la comida, para la ‘chupa’ sí hay plata”, comentó la chica de 27 años.