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En Ecuador no hay tráfico de órganos
Padres están alarmados ante los supuestos casos de secuestros. La Policía dice que solo tres hechos hasta ahora fueron confirmados.
Abre la puerta con reparo. No quiere hablar respecto al hecho que dejó temblando a sus hijos.
‘Jenny’ ha vivido en Guápulo toda la vida en un inmueble familiar, unido por varios patios y corredores internos. A ese mismo sitio llegó devastada la noche del domingo pasado, luego de poner una denuncia por tentativa de secuestro. La víctima: su hija mayor, una nena, de 12 años, que hoy teme salir de casa.
No tiene palabras para explicar lo que sintió aquella fecha en la que un sujeto tomó por la cintura a su niña e intentó llevársela a la fuerza de un parque del barrio La Tolita de Guápulo, en el oriente de Quito.
Pese al miedo y la frustración que le dejó aquel episodio, el lunes pasado ‘Jenny’ se instaló en la Unidad de Flagrancias a la espera de una audiencia en contra del sospechoso. “Perdí toda la mañana. Decían que falta un papel y que nos han de llamar cuando se realice”, refiere indignada.
Unos cuarenta y cinco minutos después de que ella dejara la dependencia, inició la diligencia en la sala número uno del segundo piso de ese edificio. Sin embargo, fue al mediodía del martes cuando ella se enteró, de casualidad, que el sujeto, de 27 años, había sido puesto en libertad.
Según la plataforma digital de la Judicatura, esto se debió a que en “delitos flagrantes no se puede mantener a una persona detenida sin fórmula de juicio por más de veinte y cuatro horas y se ordena la inmediata liberación”, consta en el acta.
Durante 30 minutos, delgado y sin cabello, el implicado se sentó frente al estrado. Aseguró ser un músico llegado desde Cuenca para un concierto en Cumbayá, también en el oriente de la urbe. Ese día conoció a una joven y juntos bebían unas copas dentro del vehículo de ella, estacionado a 30 metros del lugar de los hechos.
De repente, el sospechoso se bajó del carro y caminó hacia el lugar donde estaba ‘Jenny’ y su familia comiendo pinchos. “Yo me tropiezo y me agarro de la niña... Estoy muy lesionado, no me pude defender. Si no hubiera sido por la Policía (los moradores del barrio) me hubieran matado. Yo tengo un hijo, cómo voy a hacer eso”, es parte del testimonio que dio el sujeto en la diligencia.
Fue un centenar de personas el que llegó al parque luego de que ‘Jenny’ enviara un mensaje a un chat comunitario. La turba rodeó al tipo y lo golpeó, causándole moretones en los ojos, los pómulos y la nariz. El informe médico- legal también confirmó excoriaciones en el cuello y en el tórax. Además había sido amarrado por los residentes para evitar que huyera. Otras 20 personas rodearon el automotor en el que estaba dormida la acompañante del tipo. “Amenazaron con prenderle fuego”, manifiesta el informe policial.
Sin embargo, los padres no vincularon a la mujer con el incidente, pero su auto sí quedó retenido como evidencia. Dentro de este, había botellas de licor, varios aparatos electrónicos y una guitarra.
Las secuelas
Indignación es el sentimiento que ha embargado a la familia de ‘Jenny’ desde ese momento. Pero más que la frustración de no obtener justicia, queda el temor de que algo vuelva a pasar.
Le recomendaron que la niña continuara en la escuela para que se distraiga, aunque imaginarla lejos de casa es preocupante para su madre, quien rememora todos los trámites a los que debió someter a su primogénita y, que a la final, no sirvieron de nada.
Eran las 23:00 del domingo cuando le realizaron una valoración psicológica, en la que una especialista encontró que tenía una crisis circunstancial y estrés postraumático. Durante la entrevista, la menor de edad “mostró secuelas de llanto, nervios, miedo, ansiedad y sensación de ser perseguida”. La psicóloga recomendó terapia para superar el trauma y medidas de protección de acuerdo con la ley.
‘Lorena’, en cambio, no ha visto avances en el proceso desde el día en que puso la denuncia por la tentativa de secuestro a su nena, de seis años. Fue el 26 de septiembre, en San Carlos, norte de la ciudad. Dos sujetos a bordo de un vehículo rojo intentaron llevarse a la infante, pero la madre logró salvarla.
En el caso aún no hay detenidos y, aunque, la denuncia entró como secuestro, la causa quedó varada en la Unidad de Flagrancias. “Es increíble que no puedan tomar con seriedad este tipo de circunstancias. ¿Qué esperan?, que realmente se lleven a un niño, ¿que no sea solo un intento de secuestro?”, cuestiona la mujer.
Su niña quedó muy afectada luego del episodio, en el que ambas debieron refugiarse en un conjunto habitacional de la calle Vaca de Castro para impedir que los hombres la montaran en el carro.
La investigación
Según la Dinased, en Ecuador han habido 55 denuncias por retenciones indebidas, pero solo tres califican como secuestro. Víctor Araus, jefe de esa dependencia de la Policía, indicó que existe una alarma social por el mal manejo de la información. Sin embargo, en casos como el de los dos niños plagiados y rescatados en Orellana está siendo investigado bajo el delito de secuestro extorsivo.
Para él, algunos casos podrían corresponder a una “nueva modalidad de robo”, que consiste en despistar la atención de los padres fingiendo un intento de secuestro, “cuando en realidad lo que quieren es llevarse las carteras o pertenencias”.
Araus enfatizó en que las autoridades están pendientes de las denuncias y entiende la preocupación de los padres, pero descarta por completo que dentro del país exista tráfico de órganos. “Esto no va por ahí. Aquí no existe ese delito. Hasta ahora no ha llegado un solo cadáver a algún centro forense sin órganos”, señaló.
Las recomendaciones
1. Para evitar cualquier incidente de este tipo, la Policía recomienda:
2. Hable con su hijo a menudo sobre la seguridad. Dele normas básicas para evitar situaciones potencialmente peligrosas.
3. Explíqueles que no deben conversar con extraños, ni responder preguntas de ninguna clase.
4. Pídales que no crean cuando un extraño les dice que los llevará a donde sus padres.
5. Asegúrese que sus niños sepan sus nombres y apellidos, su dirección y sus números de contacto.
6. Indíqueles que nunca diga que está solo si alguien llama al timbre o por teléfono.
7. Enséñales que si un desconocido se acerca a ellos e intenta llevárselos deben gritar para alertar a los demás.
8. Acompañe a sus hijos a la puerta de la escuela y recójalos en el mismo sitio. Si usted se retrasa, dígales que nunca deben salir del centro escolar solos.
9. Enséñeles que en el traslado desde la escuela hasta la casa no deben detenerse o distraerse jugando en ningún parque o con alguna persona extraña.