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Punta Diamante: La playa escondida y abandonada de Guayaquil

Está ubicada a 30 minutos del Puerto Principal, sin embargo, su comunidad vive en condiciones deplorables. Especialistas apuntan a potenciar el sitio.

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Son pocos los turistas que llegan al sitio, debido a que es desconocido. Tienen falencias.Amelia Andrade

Su nombre es Playa Punta Diamante, pero quienes la conocen consideran que es un diamante en bruto al que le falta más que una pulida, debido a las carencias que tiene.

El balneario que pocos conocen está ubicado a 30 minutos de la parroquia Chongón, en vía a la costa, en Guayaquil. Realizamos el recorrido para conocer esta playa en la que habita una comunidad de no más de 100 personas que pide a gritos que los turistas los visiten; pero que a la par reclama obras.

Desde el centro de Chongón, hasta el balneario, son 25 kilómetros de recorrido, que en su mayoría está plagado de huecos y tierra, y animales que de vez en cuando cruzan el camino.

Al llegar al sitio, los comuneros -que rarísima vez esperan a alguien- reciben al turista con alegría. En el sitio hay 20 casas, todas de caña y levantadas hace ya media década a pocos metros del mar. “Estas viviendas son antiguas, casi todas han sido construidas por nuestros padres, por eso están en mal estado. Aquí todos somos humildes y vivimos como podemos”, comentó Lucía Yagual, encargada del único restaurante que hay en el sitio para atender a quienes visitan la playa. “Mi casa vive prácticamente del turismo. Lo malo es que de lunes a viernes casi no hay personas porque la gente no sabe que existimos. Con suerte, en cinco días logro vender 20 platos”, comenta.

Yagual, de 68 años, confiesa que tienen serios problemas por la falta de servicios básicos. “No tenemos luz, ni agua. Si alguien quiere agua, debe ir hasta Chongón o esperar a que un tanquero entre y aquí le pagamos con mariscos. Y para la luz, casi todas las familias tenemos pequeñas plantas de energía que solo las prendemos de 19:00 a 22:00. Luego de eso, ya mejor nos dormimos”, comentó Yagual, quien espera que al hacerse conocido este rincón, las autoridades se preocupen por ellos.

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Cerca de cien personas viven en el sitio, pero no cuentan con los servicios básicos.Amelia Andrade

Hace algunas semanas, la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, visitó el lugar, según pregonó en sus redes sociales, y llevó algunos artículos de primera necesidad. Kátherine Roche se enteró así de la existencia de Punta Diamante. “Me llamó la atención ver una playa vacía, pura. Decidí conocerla y sí que tiene potencial. No obstante, esta carece de todo. Espero que su visita no haya sido parte de una precampaña electoral. Espero que la ayuda llegue al balneario. Esa comunidad no tiene nada. Solo un paisaje hermoso que bien podría ser la cara de Guayaquil”, señaló.

EXTRA solicitó una entrevista con la alcaldesa Viteri, sin embargo, una vez más, no fue concedida. ¿Qué proyecto se tiene con esta población? ¿Cuándo empezará ayudarse a sus moradores? ¿Cómo se dotará de servicios básicos y educación a los comuneros?, cuestionó este Diario, pero tampoco hubo respuestas.

Los comuneros aseguran que quisieran ser, aunque sea, la décima parte de lo que es el Puerto Principal. “Algunos hemos ido a la ciudad y hemos visto que la vida es distinta. Quisiéramos tener parques, un centro de salud, una pequeña iglesia, canchas o espacios para vivir en comunidad. Nada de eso tenemos. Nunca lo hemos tenido”, relató Yagual.

Según cuentan los moradores, los fines de semana es cuando más turistas llegan. “Entre sábado y domingo vienen de 80 a 100 personas. Ahí estamos felices porque tenemos visitas y eso representa ingreso”, comenta Oswaldo Cruz, hijo de Lucía, quien vive de la pesca, pero confiesa que ha sido varias veces víctima de los piratas, por lo que analiza si mantener o no vivo el oficio. “A veces volvemos a casa con la pesca del día y en medio mar, llegan los piratas con armas y nos roban todo. Cómo progresar así, si a veces no tenemos ni qué comer”, resalta, al hacer hincapié en que sus posibilidades para mantenerse en pie son escasas. “Si tampoco hay turismo, de qué vivimos entonces”, se pregunta.

EXTRA estuvo en el sitio un jueves y contando al equipo, no hubo más que cuatro grupos de personas de no más de tres integrantes cada uno. “En una reunión de amigos me hablaron de este sitio y quise conocerlo. ¿Playa en Guayaquil?, me pregunté. Cómo no viajar. Lo hice y quedé sorprendido. Por lo lindo que es el balneario y por lo poco o nada que tiene”, explica Froilán Vásquez, quien tocaba una y otra vez las piedras que hay en la orilla, en lugar de arena.

El sitio no es grande, sin embargo, el clima suele ser el ideal para despejarse de la ciudad. Si se quiere hablar por celular, los comuneros deben caminar hacia un punto algo alejado, un tanto alto, para que puedan tener acceso.

Para los lugareños, la educación es un privilegio que pocos pueden darse. “Yo nunca pude ir a la escuela, no sé leer ni escribir bien”, cuenta con un poco de vergüenza Lucía Yagual, sin embargo, dice que ya algunos familiares empiezan a superarse. “Hay algunas chicas de aquí que ya están estudiando en la universidad, pero se quedan en Guayaquil de lunes a viernes y vuelven los fines de semana. La mayoría de niños de aquí no está estudiando y los que lo hacen es porque tienen familias que les dan posada en sus casas en Guayaquil. Salir de aquí todos los días no es fácil”, expresa.

En el sitio hay 20 viviendas, ninguna de ellas cuenta con servicios básicos. Cada 20 días llegan los tanqueros a los que normalmente se les paga con mariscos. Piden ayuda de autoridades.

Este Diario conversó con Bernardita Crespo, representante de la fundación Vásquez & Crespo, que considera que esta es una tierra que pocos conocen y merece atención. “Es una playa que se puede potenciar y convertirse en un punto turístico de Guayaquil, pero hay mucho por hacer; por ejemplo, las vías de acceso, los servicios básicos, además de la educación, ya que hay muchas personas que nunca han tenido la posibilidad de estudiar. Nos encantaría trabajar con la comunidad para que empiecen a tener una vida digna”, comenta la mujer, quien espera lograr trabajar con la comunidad.

Mientras tanto, el especialista en urbanismo Felipe Espinoza reafirma ese criterio. “Es un punto donde es posible desarrollar un área turística e incorporar a la población al turismo comunitario para que ellos participen del desarrollo. Sería penoso que el proyecto venga de afuera y los pobladores se queden de espectadores”, apunta.

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Lucía Yagual dice que en la comunidad no hay agua ni luz. Algunos vecinos viven de la pesca y otros del poco turismo.Amelia Andrade
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La única vía de acceso es una carretera llena de piedras y polvo que se encuentra en pésimas condiciones.Amelia Andrade