“Quería volar y que un ángel se la lleve”

Redacción Guayaquil
La vida de Narcisa tenía -hasta el mediodía de ayer- un pronóstico reservado. Estaba en el área de cuidados intensivos del hospital Universitario, de Guayaquil, y sus familiares no sabían cuál sería su desenlace.
Tenía fracturas en algunas partes del cuerpo. Sus allegados consideraban un milagro que aún respire, porque la noche del pasado martes se lanzó desde una ventana del cuarto piso de un condominio, en el bloque 62, de Sauces 4, en el norte porteño.
Narcisa tiene 32 años. El lunes anterior llegó a la terminal terrestre del Puerto Principal, desde el cantón Rocafuerte (Manabí), porque al día siguiente debía acudir a una cita médica, pero no avisó a ningún pariente y esa noche durmió junto a unos mochileros, de quienes se hizo ‘pana’.
Por la mañana fue al centro médico y luego una doctora se comunicó con su tía María Ponce, a quien también trata por sus signos de depresión. La especialista le explicó que Narcisa estaba con una crisis y le recetó algunos medicamentos que no podía dejar de tomar.
Pero al llegar a su casa, Narcisa se resistió y no quiso tomar sus medicinas. Pasaron las horas y su situación se complicó. “Decía que quería salir”, recordó Ponce.
Su tío Alfredo Delgado, quien es suboficial de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), en estado pasivo, rememoró que la noche del martes observaba el partido que disputaba Independiente por la Copa Libertadores cuando escuchó que su sobrina tenía un ataque.
El familiar lamentó que llamó al ECU 911 y que en vez de enviarles una ambulancia, mandaron un patrullero, pero los agentes no pudieron subir a su departamento porque alguien había cerrado la puerta principal.