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Quito | Alcohol y secuestro en colegios: el drama que viven las madres de los alumnos
Padres acompañan a sus hijos para evitar que caigan en consumo de alcohol. Funcionario de un distrito de educación advierte de familias disfuncionales
Silvia Martínez decidió ir al colegio de su hijo a retirarlo a la salida de clases, desde que se enteró de que un chico del mismo plantel había sido secuestrado hace dos meses. El hecho habría ocurrido cuando los estudiantes bebían licor cerca de una unidad educativa ubicada en La Magdalena, en el sur de la capital.
La víctima habría sido raptada por desconocidos, quienes supuestamente le llevaron a un parque y le dieron una golpiza. Según algunos padres de familia, el implicado estaría relacionado con la venta de estupefacientes en el ‘cole’.
Martínez suele ir acompañada de su otro hijo, Saúl, quien también estudió en esta institución y se graduó hace cuatro años. Él recuerda que en ese entonces también había alumnos que se dedicaban al ‘guaspete’, pero que no estaban involucrados en delitos.

Alcoholismo en parques de Quito
A 10 minutos de allí, en el sector Pío 12, hay un parque llamado Marianitas, el cual está infestado con botellas de licor, que permanecen regadas cerca de los juegos infantiles y son la evidencia de que los alumnos de un colegio cercano ocupan este espacio como una cantina al aire libre.
Así lo asegura Edilma Gualca, moradora, quien asegura que los viernes es imposible conciliar el sueño por la presencia de estudiantes ‘chupando’ en el lugar. “La semana pasada se quedaron hasta las dos de la mañana. Hacen alboroto y pelean entre ellos”, se queja.
La vecina añade que no pueden hacer nada porque temen represalias. Dice que llaman a la policía para desalojarlos, pero “tampoco ayudan”.

Funcionario alerta de la problemática
EXTRA publicó un reportaje sobre la venta de gelatinas con 7 grados de alcohol, noticia que alarmó a los padres de familia. Una señora, que prefirió no identificarse, dice que en el colegio en el que estudia su hijo encontraron estos envases en la mochila de varios alumnos.
Lo que le parece inaudito es que las autoridades no puedan controlar lo que ocurre, pese a que el ECU-911 funciona a pocos metros del establecimiento educativo. Un funcionario del Distrito de Educación de Eloy Alfaro indicó, bajo reserva, que existen dos problemas estructurales detrás de este tipo de situaciones.
Por un lado, hay miedo por parte de las autoridades educativas de cada plantel, porque estos escenarios “pasaron de ser un control a estudiantes que consumen alcohol a lidiar con chicos que forman parte de bandas delictivas”.
Por otro, afirma que la mayoría de estos alumnos vienen de familias disfuncionales, por lo que son más “influenciables” para entrar en el mundo del alcohol.
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