San Roque es un barrio tradicional del Centro Histórico de Quito, conocido por sus áreas comerciales, personajes y leyendas, pero también por ser una de las zonas más conflictivas de la capital, por los hechos violentos que cometen agrupaciones delictivas que buscan el dominio de esta ‘plaza’.

Es por eso que algunas personas temen recorrer por este sector. Sin embargo, los habitantes luchan por cambiar ese concepto que la ciudadanía tiene, porque sostienen que la mayoría es gente buena, trabajadora, que no busca hacer daño.

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“Lo que queremos es que no nos vean como un barrio peligroso, aquí es como en cualquier otro lado”, expresa Clara, una comerciante.

Y para luchar contra la delincuencia, algunos moradores le han apostado al deporte, específicamente al vóley, pues a la vuelta del sector de las pescaderías hay un galpón que durante la mañana y parte de la tarde funciona como garaje, pero a partir de las 15:00 se convierte en el escenario de juego.

Todo ‘sanito’

En este sitio la diversión es sana, sin drogas ni alcohol, sostiene el taxista Melchor Tene, quien detalla que la mayoría de personas que juegan en el lugar son también sus colegas, vendedores y estibadores del mercado de San Roque, además de jóvenes de la barriada.

El conductor aclara que habita en otra zona, en Monjas, pero le gusta visitar esta cancha porque se siente a gusto. “Me dicen: ‘qué vas a ir a jugar en San Roque, si es peligroso’. Les digo que no (...). No es como cuentan, es en la práctica cómo se vive. El deporte es muy sano y saludable”, afirma.

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También sostiene que la imagen de mal barrio la han ido cambiando los dirigentes barriales, a través del trabajo que hacen: “la gente mismo es organizada. Por ejemplo, aquí están campesinos del Chimborazo, Cotopaxi, Tungurahua... De varios lugares se han organizado y han hecho esta cancha para tener a la gente en actividad, porque el deporte es salud, es vida (...). Las directivas han ido contrarrestando la delincuencia, la inseguridad, el desmando en el alcohol, el tabaco y otras cosas”.

Alegría

El lugareño José Minasunta explica que al sitio además acuden personas adultas mayores, mujeres y niños, porque les gusta ver cómo se juega y también porque se divierten.

“Aquí se pasa alegre viendo cómo juegan. Algunos juegan bien y otros pierden, pero alegres se pasa aquí”, reafirma el habitante de este que sector que busca dejar de lado su imagen de sitio de riesgo.

Y así como se hace con el vóley, los moradores comentan que se están organizando actividades de fútbol y otros deportes, no solo para menores de edad, sino también para adultos.

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