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El pasillo de la discordia está en Chiriyacu
Caseras de ese centro de abastos están molestas ante la situación. Dicen que el representante cambió la cubierta. Él asegura que la anterior cumplió su vida útil.

Las comerciantes se pasan limpiando el agua que cae, otras ha sufrido caídas y los usuarios caminan despacio por el lugar.
Una ‘cortina’ de agua se cuela en el pasaje y empapa la baldosa. La lluvia no da tregua a las caseritas de dos asociaciones de comerciantes del mercado Chiriyacu, en el sur de Quito.
Aquel pasillo que divide a las organizaciones se ha convertido en una piscina que inunda los puestos situados en la franja limítrofe de ambos colectivos.
La solución no es nada estética: metros y metros de plástico atados a la cubierta del pasaje ponen a salvo los productos de las comerciantes, mientras ellas caminan de puntitas para no resbalar en el piso mojado. “Aquí, los accidentes son a diario. Una compañera se rompió la pierna. Tres meses estuvo con yeso”, precisó Mercedes Moposita, presidenta de la Asociación Calvas.
Para ella, el problema no solo está en las baldosas ‘bailarinas’ que se han aflojado con la permanente humedad, sino también en los negocios de sus representadas, quienes han perdido productos por la situación. La mayoría comercia hortalizas, que terminan podridas en los sacos de yute cuando el líquido las alcanza.
Pese a que llevan décadas en ese centro de abastos esta problemática no las aqueja desde hace mucho. Son 10 meses de malestar que sume a las vendedoras en una terrible angustia.
“Todo inició cuando Juan Báez, presidente de la Asociación 8 de Marzo, supuestamente ordenó el cambio de cubierta. En realidad no entendemos por qué, ya que la otra estaba funcional”, aclaró la mujer.
Pese a la extensa jornada que mantiene a las caseritas ‘chupando’ frío por horas, lo que más les preocupa son los clientes. “Ven desde la entrada las cascadas de agua y no se acercan. Han bajado mucho las ventas”, detalló Mercedes.
Desde que surgió el problema en el techo, los compradores también han sufrido caídas, mientras realizan su recorrido por ese caminito de baldosas flojas. “Es un peligro latente. El viernes, un señor con muletas se resbaló. Lloraba tanto del dolor... pobre joven”, refirió Salomé Chillig, resignada.
La mujer lleva 18 años en la zona y nunca antes se había enfrentado a “una catástrofe” tan grave como los caudalosos chorros de lluvia.
El trapeador es la mejor herramienta para las tardes lluviosas. Ahí, los comerciantes se unen a las tareas de alejar el agua de sus puestos. La mayor parte del líquido termina en el centro de ese pasaje cuya estructura genera un gran charco en medio. Una telaraña de desfogues, hechos de plástico, cartón y cubetas de frutas no son suficientes para librarse de la situación.
El otro lado
No solo las comerciantes de la Asociación Calvas se quejan del problema. Caseritas de la 8 de Marzo también están hartas de las pérdidas económicas que les produce la cubierta.
Maritza Tomalá, por ejemplo, mantiene cerrado su puesto de confites desde hace unos días. Las cubiertas de plástico no abastecen la lluvia y como grandes globos se llenan de líquido hasta derramarse. “He perdido productos. Al menos unos 600 dólares, que ha tocado sacar al chulco para seguir surtiendo”, reveló.
Otra comerciante, que no quiso revelar su nombre por temor a las amenazas constantes de que le quitaran el puesto, contó que las cascadas enferman a la mayoría de las compañeras del centro de abastos.
Por otro lado, Juan Báez justificó la gestión de cambiar la cubierta. Para él, la situación se puede arreglar con la cooperación de todas las comerciantes, solo es cuestión de “buena voluntad”. Según Báez, la cubierta anterior “estaba vieja y obsoleta.
Además superó su vida útil. Tenía 17 años de uso”. Hoy, se necesitan 900 dólares para adecuar la canaleta para que se realice un desfogue adecuado en los más de 15 metros que tiene ese corredor.
EXTRA se contactó con la Dirección de Mercados Ferias y Plataformas del Municipio de Quito, cuyos representantes mantuvieron una reunión con las vendedoras. Luego del encuentro, ellos realizarán un análisis de la situación, a la que se planea dar solución lo más pronto posible.