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‘El pintor de luz’, una muestra para recordar a Paúl Rivas
Han pasado 30 días y aún #NosFaltan3 en Ecuador. Quito recordó, a través de fotografías, a uno de ellos: Paúl Rivas.

Han pasado 30 días y aún #NosFaltan3 en Ecuador. Quito recordó, a través de fotografías, a uno de ellos: Paúl Rivas.
En el vestíbulo del Palacio Municipal de Quito, los asistentes permanecen con la mirada perdida: en sus gestos se lee la nostalgia por tiempos mejores; algunos se reconfortan dándose abrazos y sus murmullos se mezclan con la música de fondo.
Lágrimas recorren el rostro de familiares, compañeros y amigos de Paúl Rivas, quienes se han reunido para una celebración especial: “Aplausos por su cumpleaños número 46 (25 de abril)”, vocifera uno de sus compañeros, Diego Pallero. Él no tarda en resaltar su talento: presenta, con admiración, el trabajo fotográfico de Rivas, que sobresale en el sitio.
En cada retrato, el extrabajador de diario El Comercio, transmite el sentir más íntimo de las personas; con ellas lograba pronta cercanía debido a su don de gente. Eso es lo que se palpa al observar una de sus series fotográficas denominada Desaparecidos y tatuados en la piel, que destaca en la muestra ‘Pintor de luz’, un homenaje que celebra su vida.
El oficio de pintar con luz
Carolina Rivas, hija del fotógrafo asesinado en la frontera norte, describe las tres facetas que componen la exposición. Y lo hace recordando una de las frases de su padre acerca de su labor: “Mientras otros utilizan las palabras para informar, yo lo hago pintando con luz en mis fotos”.
Palma Real, la cuna de la concha, es otro de los trabajos que resaltan en el lugar. Se trata de fotos logradas al compartir con personas del pueblo en Esmeraldas; asimismo, Un adiós de bronce, donde captó la tristeza del campeón olímpico Jefferson Pérez, en su última participación en España.
Serenos para un amigo
Evelyn y Fabricio, cantantes y allegados de Rivas, “con un sereno para un amigo y exvecino” —como lo denominaron— lo recuerdan a través de la música. El dúo entonó varias canciones, entre ellas, Gracias a la Vida.
Por otra parte, Santiago Zeas, director de comunicación del Municipio de Quito, compartió con los presentes sus vivencias con Paúl en el diario capitalino y los otros compañeros fallecidos. También invitó a visitar la muestra que se mantendrá hasta mediados de mayo.
Siete rosas blancas y una roja eran tomadas con fuerza por la madre de Paúl, quien sentada junto al escenario, al escuchar los comentarios sobre su hijo, no puede evitar transparentar el dolor que siente, sus ojos se desbordan y rápidamente se ‘propagaron’ entre los asistentes.
Sus compañeros de profesión le rindieron un sentido homenaje con los flashes de sus cámaras, haciéndolo trascender como un guerrero de paz de la comunicación gráfica.