La comercialización de leche de chiva en la capital es parte del imaginario urbano. Sobre todo en las mañanas se puede ver a los animales en las esquinas esperando por los clientes. Sin embargo, nueve personas ya han recibido un acto administrativo sancionatorio por parte de la Agencia Metropolitana de Control (AMC), pues no tienen permiso para este tipo de actividad comercial en la calle, según Lira Villalva, inspectora de la AMC.

Pero las preocupaciones van más allá del uso del espacio público. Existe la inquietud de que las condiciones higiénicas no sean las mejores, puesto que se ordeña a las chivas y su leche va directo al vaso. “Venden leche cruda que no es pasteurizada y puede haber afectaciones a la salud”, advirtió la funcionaria.

EXTRA realizó un recorrido por las calles de Quito buscando este ‘negocio’. Hay lugares establecidos que los ‘comensales’ ya conocen y a los que han acudido por años. En algunos puntos hay también leche de burra, a la que se le atribuyen prácticamente las mismas propiedades.

“Yo probé por mi abuelita, siempre decía que era buena para las defensas y para las vías respiratorias”, explicó Karla Colcha, quien le dio un vaso de esta leche a su pequeño de dos años. Ella llega habitualmente al puesto de Omar Jiménez, quien ocupa una esquina de la avenida Mariscal Sucre y Angamarca, en el sur de la urbe.

Esta ama de casa contó que sí ha visto que otros comerciantes “no ponen mucha atención a la higiene (...) Me parece bien que hagan controles, pero el señor (Omar) es bastante cuidadoso”, agregó.

Jiménez tiene fundas para recoger las heces de los animales, para no dejar sucia la acera. Además, es parte de la familia que se dedica a criar chivos para la venta de leche desde hace varios años. “Tenemos espacios grandes por Pisulí (al norte). Ahí pastamos a unas 100 chivas”.

Dijo que no solo comen hierba, sino también balanceado y verde. Que su cuidado es exhaustivo y difícil.

La personera de la AMC indicó también que “aparentemente hay un solo proveedor de chivas de la ciudad y que se usarían los servicios de terceros para comercializarla con un pago mínimo”.

(Te invitamos a leer: La condiciones en las que hallaron a un cóndor muerto en Napo)

Jiménez respondió que, en efecto, es tradición de su familia la crianza de estos animales y que son sus cuñados, primos o hermanos quienes ocupan varios sitios de la capital. “¿Creen que tener chivas es fácil? Tenemos que cuidarlas para que no se enfermen o se mueran”, sostuvo.

También aceptó que otras personas, sobre todo del extranjero, son requeridas para el expendio de la leche, pero que reciben pagos justos. “Ellos solo se encargan de vender. Tampoco cumplen una jornada de ocho horas”, se defendió.

Sin embargo, esta práctica, según Villalba, no es legal, puesto que no son empresas o microempresas constituidas ni pagan impuestos. Jiménez señaló que buscarán la manera de regularizar este tipo de comercio, que para muchos es una costumbre de antaño.

“Tengo 22 años y le tengo fe a esta leche. Vine hoy porque estoy con dolor de garganta”, expresó Jhon Angulo, otro cliente.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!