Ya no es solo la delincuencia que atemoriza a los habitantes del barrio Independencia, del sector San Juan, en el Centro Histórico de Quito, sino también los borrachines que se toman un tramo de ese sector e incluso irrespetan el toque de queda, según relatan los moradores. Hay personas, en su mayoría mujeres, que llegan los fines de semana en motocicletas y automóviles para ‘armar’ la farra junto a un mirador del sector. Los trasnochadores colocan música a alto volumen en sus vehículos y se quedan hasta la madrugada.

Rosa del Pilar Villacrés, una residente, sostiene que tanto ella como sus vecinos suelen llamar al 911, pero aún así no les solucionarían el problema. Por eso, ella hace un pedido para que los fines de semana miembros de las Fuerzas Armadas acudan al sitio, ubicado en la calle Independencia. La vecina señala que los agentes policiales asignados a la zona tampoco habrían resuelto la situación, pese a los insistentes reclamos. Además, pide a las autoridades municipales que visiten el lugar para que analicen la colocación de una cadena que evite el acceso vehicular.

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Villacrés cuenta que el segundo fin de semana de enero los habitantes tuvieron que tirarse al suelo y esconderse, porque en horas de la madrugada escucharon disparos y gritos que hubo durante una riña registrada en el sitio. Para fortuna de los residentes, no hubo vecinos heridos, pero desconocen si entre los ‘chupadores’ hubo algún lesionado. En el sitio también dejan las botellas vacías de los licores que consumen los ‘visitantes’, pero una de las cosas que más le inquieta a Rosa del Pilar es que suelen encontrar prendas interiores femeninas. “¿Qué harán?”, cuestiona Villacrés.

Ángel Calvopiña, también morador, reitera que en estos casos suelen llamar “al 911, pero jamás vienen a la hora que uno pide, sino cuando ya ha pasado el problema. Lamentablemente todos los fines de semana se da esto en el sector”.

No pueden transitar

Calvopiña señala que por este motivo los habitantes no pueden transitar libremente por el lugar, porque corren el peligro de ser agredidos, como ya habría ocurrido un fin de semana, cuando una moradora salió a reclamar y fue atacada por un grupo de mujeres que se ‘pegaban’ unos tragos en el sitio.

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Preocupación

Quienes viven en el sitio temen que en uno de los incidentes entre bebedores de alcohol se vuelva a registrar disparos y que esta vez los afectados sean los vecinos, porque en los alrededores hay casas a las que -aseguran- podría ingresar algún proyectil.

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