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Rabia y dolor en lugar de globos y piñata

Milagro (Guayas)
Los colores celeste y amarillo eran las mejores opciones para pintar el dormitorio de Jeremy, el tercer hijo que esperaba Wladimir Ronquillo, con su esposa Tamara Franco.
Con el bebé que Tamara llevaba en su vientre, la familia crecería y por ello pensaban mudarse de vivienda, para que la nueva criatura tuviera su habitación.
En esta fecha, el bebé estaría dando sus primeros pasos y diciendo sus primeras palabras. Incluso, la alegría por el alumbramiento de su nuevo vástago también les hizo planificar hasta la fiesta por su primer año de vida, con globos celestes y azules, una piñata del ratón Mickey y torta de dos pisos.
A la fiesta además habrían asistido alrededor de 20 niños de la ciudadela. Todos esos sueños se truncaron.
Hoy, no hay globos, piñata, ni torta. Jeremy no está, no hay nada que festejar. Tamara y su esposo solo recuerdan el fugaz paso de su bebé por este mundo.