Regresaron a despedirse de su hogar

Hernán Lucas, Portoviejo (Manabí)

Cada trazo aumentaba el dolor. Con cada garabato que formaba sus rúbricas, llegaba un recuerdo a aumentar la nostalgia de tener que firmar la autorización para demoler el edificio donde residieron por más de 30 años.

Leonor y Luz María Álava Macías sentían que refrendaban una sentencia que desaparecería el esfuerzo de su familia. Las propietarias del edificio Álava se pasearon por última vez el pasado miércoles frente a aquel lugar, ubicado en las calles Pedro Gual y Primero de Enero, antes de que 40 kilos de explosivos lo conviertan en una argamasa de sus memorias.

La estructura es la última en ser derribada por el método de implosión, con el que cayeron también el Centro Comercial Municipal y el Centro Médico del Pacífico, en Portoviejo, luego de que quedaran afectados por el terremoto del pasado 16 de abril.

Las dos señoras, de 56 y 55 años, prefieren no estar en el lugar mañana, a las 14:00, porque según ellas, eso alimentaría la tristeza que llevan dentro al saber que, en solo segundos, sus buenos recuerdos se convertirán en escombros.