La implementación del denominado plan de Recuperación Urbana del Centro Histórico de Quito  vuelve a generar rechazo entre los habitantes del Centro Histórico. Moradores de barrios como San Diego, La Plaza Victoria, 5 de Junio, San Sebastián, La Rocafuerte, El Panecillo, entre otros, realizaron un plantón este miércoles 28 de mayo para exigir que se suspenda el proyecto.

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Estas organizaciones ciudadanas denuncian que la intervención no ha mejorado las condiciones para los peatones, y que, por el contrario, ha provocado un incremento en los problemas de movilidad, inseguridad y deterioro del espacio público. En un comunicado difundido por el colectivo Defensa del Centro Histórico de Quito, los residentes expresaron su preocupación por la segunda fase del plan, que contempla la reducción de la calle Ambato a un solo carril, desde la Plaza Victoria hasta la calle Borrero, además del ensanchamiento de veredas y la instalación de arbolado urbano. 

Consecuencias negativas tras la primera fase

Los vecinos aseguran que la primera fase del proyecto, aplicada en la calle Benalcázar, fue un fracaso. Se instalaron macetas sobre la calzada y se ensancharon veredas, pero las acciones trajeron más inconvenientes que beneficios: aumento en los tiempos de traslado vehicular, mayores riesgos ante emergencias y escasa circulación peatonal en los tramos intervenidos. 

A esto se suma, según explican, que al ubicar las macetas en la vereda estorban la movilidad de peatones. "Las incoherencias y mentiras del Municipio se reflejan en que prometieron más espacio para el peatón, pero colocaron las mismas macetas sobre las veredas ensanchadas", señala el comunicado. 

Piden suspensión del proyecto

Intervenciones similares se proyectan también para la calle Loja y el sector de la Loma Grande, en la calle Rocafuerte. Exigen suspensión inmediata y replanteamiento de la intervención, priorizando los problemas reales del sector: inseguridad, abandono, mendicidad y tráfico de sustancias.

Los dirigentes barriales critican el uso de recursos públicos en obras que, según ellos, no responden a las verdaderas necesidades de la población, y alertan sobre el deterioro progresivo de la calidad de vida en uno de los sectores patrimoniales más importantes de la ciudad. "Esta no es una recuperación urbana, es una imposición que ignora la voz de quienes vivimos aquí. Pedimos soluciones reales, no maquillajes urbanos", concluye el pronunciamiento.

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