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No llegó ni a la esquina con los perros
El último vehículo fue interceptado por la policía en Calderón, norte de Quito.

Los 38 canes fueron rescatados del contenedor de un camión y devueltos al refugio en Calderón, norte de Quito.
El “miedo de que sacrificaran a los perros” hizo que Marcia Carrera los montara en camiones para trasladarlos a un “lugar seguro para salvarlos”. Eran las 07:30 de ayer cuando del refugio canino, ubicado en Calderón, norte de Quito, partió el último vehículo pesado, en cuyo contenedor había 38 canes.
En ese momento, Carolina Taruchain, colaboradora del espacio, llegó y, pese a que las jaulas estaban vacías, se enfundó los guantes para iniciar las labores de limpieza que le había encomendado Marcia. “Me preguntaron dónde estaban y yo de verdad que no sabía”, acotó.
El automotor alejándose por la vía Independencia fue visto por los miembros de la Agencia Metropolitana de Control (AMC), cuya supervisora, Johana Aguirre, no imaginó encontrar el albergue vacío y que en aquel auto iba la última tanda de mascotas del albergue. “Se le había notificado día y hora para la revisión veterinaria. La señora sabía que hoy (ayer) se harían los chequeos”, explicó.
Esto, luego de que el pasado 14 de septiembre se clausurara el sitio y se retiraran nueve perros, tras recibir algunas denuncias sobre el supuesto mal estado de las especies. Siete de los canes retenidos dieron positivo para moquillo.
Al no encontrar a los perros, la AMC notificó a la Policía y se trasladó a Marcia a la Unidad de Flagrancias por “desacato a la medida de clausura”.
“¡Hagan conmigo lo que quieran, pero no van a matar a mis perros!”, exclamó la mujer mientras esperaba rendir su versión de lo sucedido. Hasta el cierre de esta edición no había iniciado la audiencia.
Mientras tanto, en Calderón, fue localizado el camión y devuelto al refugio. Allí una equipo veterinario revisó a los canes que, según Nadia López, docente de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Central, se encuentran en buen estado de salud. “Tienen buen peso y los dientes limpios, lo que implica que les dan tratamiento”, detalló.
Sin embargo, considera que el espacio no es completamente adecuado para albergar a las más de 114 ejemplares que habitaban el sitio. “Les hace falta un lugar de cuarentena, un consultorio médico y un representante técnico que, necesariamente, debe ser veterinario”, precisó.