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Diario Extra Ecuador

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La vida canina y gatuna en un hogar llamado refugio

‘Una vida de perro, vida de soltero’, así dice la canción aunque esto no tiene nada que ver con la soltería, pero sin con el modo de vida que llevan los perros y gatos una vez que son rescatados por refugios.

Las fundaciones necesitan más donaciones para poderse mantener.

Las fundaciones necesitan más donaciones para poderse mantener.Juan Carlos Bolaños.

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Una vida de perro, vida de soltero’, así dice la canción aunque esto no tiene nada que ver con la soltería, pero sin con el modo de vida que llevan los perros y gatos una vez que son rescatados por refugios.

A estos sitios llegan los animales producto del abandono, el maltrato y la irresponsabilidad de quienes fueron sus amos en algún momento.

Estos establecimientos nacen de la voluntad de una o un grupo personas quienes en ocasiones adaptan parte o de forma completa su casa propia para convertirlo en un lugar de acogida para los animales que han sido echados a la calle.

El alimento, sus medicinas, y su bienestar general se sustenta gracias a donaciones, ferias y eventos donde gente que simpatiza con los perros y gatos aporta con elementos básicos para que estos animales tengan una vida digna hasta que se sean adoptados.

Hemos visitado tres refugios para conocer cómo es la vida de los perros y gatos que son rescatados por las personas que los integran:

Refugio Amigos con Cola

En este lugar actualmente tienen alrededor de 18 perros que han sido recatados por diversos motivos. Cuando los visitamos se prestaban a salir de paseo en compañía de los voluntarios de la fundación que acuden todos los domingos a partir de las 10:00 para realizar esta actividad y pasar un momento ameno con ellos.

El momento del paseo llena de emoción a los perros que ladran sin parar hasta salir a recorrer alrededor de siete cuadras desde el refugio ubicado en el centro-sur de Guayaquil, para llegar hasta el parque donde estaba el antiguo coliseo Abel Jiménez Parra.

Durante el trayecto se distraen y algunos van nerviosos pues sus días de salida no son tan seguidos. Además a ciertos moradores del sector les molesta que algunos perros hacen sus necesidades, pese a que sus voluntarios se preocupan de recogerlas.

Cecilia Torres, coordinadora de los voluntarios, se unió a esta labor desde el pasado 3 de marzo del presente año. Ella nos cuenta que al principio eran apenas cinco voluntario y tocaba pasear por grupos a los perros. Ahora han equiparado la cantidad de voluntario con la de los animales, 18, y un poco más.

A ellos se han sumado también estudiantes de colegios y universidades quienes suelen asistir los días miércoles y realizan el voluntariado a modo de pasantías o servicio social.

Torres explica que para convocarse tienen un grupo de Whatsapp con unos 82 integrantes y sus redes sociales para contactarse días previos al domingo para el paseo, o diferentes actividades como ferias de adopción o recaudación de alimentos, para confirmar sus asistencia.

Javier Cevallos, presidente de la fundación Amigos con Cola, explica que de acuerdo a una estadística reciente que manejan, de entre enero y febrero de este año, reciben un promedio de un gato al día, perros dice que reciben poco porque, según él, la gente más abandona gatos.

El alimento para los canes y mininos del refugio se sustenta gracias a donaciones, mientras el aspecto medicinal lo sustentan ellos mismos con la ayuda adicional de un porcentaje de una revista que lleva el mismo nombre de la fundación, menciona Cevallos.

Dice que los más adoptados son los gatos, (en este refugio existe más de 100) en promedio se llevan uno por semana de acuerdo a un registro propio.

Para Cevallos lo primordial es darle comodidades a ambas especies, aunque indica que para los gatos es más sencillo debido a que pueden desplazarse con agilidad por repisas y niveles, pero para los canes puede ser más complicado por el espacio; sin embargo explica que este refugio lleva una convivencia familiar sobre todo con ellos ya que este lugar también es casa (de Xavier y su familia) y conllevan una relación más cercana.

“(Los perros) tienen una cercanía que normalmente los perros de otros refugios no la tienen.

Nosotros estamos en el comedor y ellos están ahí, estamos en el patio ellos están con nosotros”.

Refugio Pana

En la ciudadela La Pradera 1, sur de la ciudad, se encuentra una modesta casa que también sirve como un espacio de acogida para perros y gatos. PANA (Protección y Ayuda a Nuestros Animales) es un refugio autofinanciado que ayuda a los animales maltratados y que se encuentran en estado de abandono.

Katiuska Delgado presidenta de la organización, estudia de Psicología Clínica y comparte su tiempo con la labor de cuidado y bienestar de estos animales. La idea de resccatar le vino de muy pequeña y ya en la adultez, desde hace ocho años, empezó con PANA.

En esta vivienda adaptada para ser un refugio animal, conviven unos 17 canes en compañía de 22 felinos en compañía de Delgado, quien es asistida por Jenry Mora, vicepresidente de PANA y otros 15 voluntarios.

Estos últimos acuden los domingos para compartir un tiempo con los animales y ayudar en temas de limpieza y distracción de ambas especies. Además colaboran cuando se realizan ferias y eventos de recaudación en beneficios de perros y gatos.

Su labor también es asistir a denuncias de personas por redes sociales por casos de maltrato animal. De esta forma han ayudado a alrededor de 300 animales en distintos puntos no solo de la ciudad, sino también de otros provincias.

Refugio Mi Kasita

El hábito de rescatar perritos en estado vulnerable motivó a María Teresa de Garzozi cumplir uno de sus sueños: crear su propio espacio para cuidarlos y que se convierta en su lugar transición hasta que encuentren un hogar.

En 2016 lo logró, fundó el refugio animal Mi Kasita, donde ha llegado a albergar hasta 58 perros y 29 gatos, además de otros rescatados que han sido colocados en hogares temporales y en veterinarias.

Garzozi cuenta con la ayuda de Stephanie Paladines, quien administra el refugio. Ella nos cuenta que a este lugar suelen llegar perros producto de violencia humana, que ocasiones deja secuelas notorias en ellos.

Para los perros y gatos que viven en el refugio, su día inicia temprano; 8:30-9 am se les da su desayuno, luego salen a su ‘recreo’ para realizar sus necesidades hasta después de dos hora cuando regresan a sus caniles, indica Paladines. En horas de la tarde (4 pm) cumplen con el mismo cronograma para cuando arriben las 7 pm ya sea su hora de dormir, agrega.

Garzozi explica que tienen un protocolo de acción; no es que rescata un animal callejero y se lo trae al refugio, “no se puede hacer eso porque expones a los que están acá adentro”.

Indica que la mayoría de los perros que están en el refugio, han pasado por un proceso de vacunación, desparasitación, esterilización y exámenes para ver cual realmente en su situación. Con esto se descarta que el perro tenga enfermedades infecciosas como el moquillo, que contagiarían a los demás.

Tras estas evaluaciones, el perro ingresa al refugio de manera responsable. Garzozi dice que en ocasiones los animales no llegan a sus instalaciones debido a que el propio hogar temporal se lo queda permanentemente.

Al igual que otros refugios, cuentan con un grupo de voluntarios (27 personas) que ayudan de distintas maneras como tareas de rescate, asistencia veterinaria, ferias de adopciones, además de acudir al refugio para bañar a los canes, limpiar sus caniles y en terapia física.

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