En una zona de la ciudadela Samanes 2, en el norte de Guayaquil, nuevamente se sintió un remezón. Este martes 20 de mayo por la madrugada, un objeto explosivo estalló en la esquina de un taller de carros, generando en la calzada un foramen de unos 15 centímetros de ancho.

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Este suceso delictivo se registró aproximadamente a las 03:00, generando temor nuevamente entre los residentes, pues fue el tercer atentado de este tipo en menos de una semana en esa área.

El primero de estos estallidos violentos se produjo el miércoles 14 de mayo, en una propiedad ubicada a unos 60 metros de dicho taller, en la cuadra de al lado. Aquel predio quedó con daños en el balcón y parte de la fachada.

El segundo atentado fue a la vuelta de ese inmueble e igualmente generó afectaciones a la estructura de otra vivienda.

Despertaron con susto

Este martes, luego del último caso, unos cuantos moradores salieron de sus hogares para ver lo que había ocurrido y notaron que se había generado aquel orificio en la vía.

El ruido de la explosión los alarmó. Incluso la onda expansiva se percibió a unas tres cuadras de la ‘zona cero’. “Esto se sintió bien fuerte, yo ya no pude seguir durmiendo”, comentó un ciudadano que tiene más de 20 años residiendo en el sector.

El hombre contó que este tipo de sucesos no ocurrían antes en la ciudadela. Solo les preocupaba, de vez en cuando, cuando llegaban tarde de una fiesta, que pudieran asaltarlos, pero sin atentar contra su vida.

Otros lugareños, en cambio, prefieren no hablar. Solo esperan que la Policía ejecute las acciones necesarias para capturar a los implicados.

Personal de Comunicación del distrito policial Modelo, al cual pertenece Samanes 2, informó que se está trabajando “de manera reservada” para cumplir con ese objetivo.

Panfleto mantiene la intranquilidad

En aquella esquina en la cual se registró el último atentado, los moradores encontraron un panfleto de parte de un grupo que se hace llamar “Mafia”. En el papel se menciona que cada propietario de una vivienda o negocio de la zona debe comunicarse a un número telefónico celular, para evitar pasar por lo mismo que les ocurrió a los dueños de las dos casas afectadas en los ataques pasados.

En la misiva criminal también se adjuntaban dos fotografías de cómo habían quedado deteriorados aquellos predios.

Hasta el momento se presume que estos actos terroristas están relacionados con extorsiones, con la intención de obtener dinero de los moradores.

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